Nos tenemos tan cerca, estamos tan próximos unos de otros que nunca acabaré de entender cuál es el motivo que nos aleja. Todos los días nos cruzamos en el mismo camino, en el mismo pasillo, en el mismo descansillo pero tan siquiera nos saludamos. Estamos rodeados de multitud de personas, de gente que pide a voz en grito una compañía, un afectuoso abrazo de cariño o de consolación o tan simplemente un pequeño halago y un par de palabras amables, que no entiendo por qué nos resignamos al retiro de una vida en soledad. Anhelamos durante gran parte de la vida alguien con quien compartir nuestra pequeña parcela de rutina y cuando la ubicamos en nuestro entorno nos desprendemos de ella antes de haberla dado opción a establecerse. No nos conformamos con una pequeña parte, lo queremos todo y para ello no dudamos en sustraerlo del que tenemos al lado. No cedemos en nada y somos incapaces de compartir aquello que hemos obtenido. Todo es a costa de algo y ese algo ha de ser la resultante de un beneficio, pocas cosas se hacen desinteresadamente, ya es habitual que de una aportación se espere siempre algo a cambio.

“El ser humano vive en continuo conflicto consigo mismo, sin no tiene adversario lo buscará, si no hubiere un motivo lo inventará. "Tender puentes no siempre nos acerca a otras personas si no estamos dispuestos a realizar parte del camino que nos separa de ellas".

““Cálculo regresivo” es parte del título de una serie secuencial de obras que, incorporando la ordenada merma de cada uno de los años acaecidos, pretenden hacer recuento ilustrado de las causas que inducen a la progresiva involución del modelo de sociedad actual.”