Al ser humano le cuesta mínimo esfuerzo crear idearios que eleven a título público preceptos capaces de abordar y solventar con eficacia inconvenientes que impidan dotar a todos por igual de oportunidades para disponer de los recursos necesarios que permitan disfrutar de una calidad de vida mínimamente digna. Tratados y acuerdos todos ellos de corte histórico que acabarán custodiados entre vitrinas para la posteridad sin haber logrado alcanzar su propósito ni pretensiones originales, pues a corto plazo confirman ser planes inútiles o frustrados. Favelas y suburbios crecen y se expanden habitados por quienes incapaces de obtener recursos viven al margen del resto de la sociedad de consumo en la que domina una pequeña élite de excesos. Un hogar digo es uno de los principios fundamentales que defiende toda legislación y sin embargo algo tan esencial resulta una panacea para muchos ciudadanos. Hemos logrado dar la vuelta a la tortilla y conseguido que la definición de dignidad humana quede establecida bajo índices sustentados por el dinero. El capital a distintos niveles, es capaz de descalificar aquellos individuos cuyos valores no tienen como prioridad alcanzar la riqueza. En la susodicha sociedad los extremos se polarizan, ésta se empecina en mostrarnos como ejemplo de valores óptimos la vida de aquellos a quienes se les premia con la desproporcionada riqueza, más admirable aún si se ha obtenido en un tiempo récord. En realidad no existe esa enorme diferencia entre individuos que justifique tan elevada y diferente cotización si todos tuviesen las mismas oportunidades en la vida, pero ésta se vuelve mezquina en el mismo instante en el que comenzamos a desprendernos de lo básico, de lo fundamental, de la honestidad que es lo que facilita las relaciones entre individuos.

"Un submundo cohabita entre familias agolpadas en viviendas a las que se denomina favelas, sinónimo de chabola o comuna muy habituales en los suburbios de los grandes núcleos de población en Brasil. Asentamientos precarios que crecen pegados o bien dentro mismo de las grandes ciudades pero que con o sin calificativo proliferan a igual manera por todo el mundo."

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”