Con toda seguridad uno de los hándicaps que impiden al individuo alcanzar la tan anhelada y deseada felicidad viene supeditado al hecho de no disponer del suficiente nivel de libertad de acción y de movimiento, quizás también de pensamiento. Resulta simple deducir que una restricción o merma de libertades condiciona en cierta medida el bienestar de la persona, pero a su vez este inconveniente se resuelve como algo absolutamente necesario y beneficioso, es parte del precio que se ha de pagar por vivir en comunidad. Es fundamental entender que tus derechos acaban en el momento en el que se quebrantan los del prójimo. El nivel que necesitaría el ser humano para sentirse libre no tiene límites, algo en sí que es incompatible con su propia existencia en comunidad. La libertad absoluta es, como otras tantas cosas en la vida, una utopía irrealizable, no se corresponde con las necesidades que requiere la supervivencia, lo contrario supondría tener la capacidad y disponibilidad para ser totalmente independiente, de no necesitar a nadie para desarrollar su cotidianeidad, lo que es demostradamente a día de hoy imposible sin violentar los bienes de otros individuos. El concepto de libertad resulta escaso cuando no se es capaz de apreciar o valorar el entorno y las circunstancias bajo las cuales se han asumido como válidas las condiciones que limitan nuestra capacidad de actuación y esto es algo que se remonta a los principios de la civilización. En último caso la libertad plena en las condiciones que para el individuo serían idílicas es y será siempre algo inalcanzable, a lo que nunca jamás podrá acceder y eso lo ha de asumir sin que esto le suponga motivo de fractura con el entorno. Este no ha tenido más remedio que ceder y perder cierto grado de libertad a cambio de estar respaldado por un entorno bajo el cual sentirse seguro. Él mismo ha asumido voluntariamente atarse a un trabajo remunerado y a unas rutinas diarias que le permitieran tener las necesidades básicas cubiertas. Multitud de individuos se han especializado en llevar a cabo tareas para las que él no está cualificado o que no desea realizar las cuales éste necesita y todo ello de una manera u otra le ha convertido en cierta manera en esclavo de su propia condición.

"El control subyugue de masas es una idílica disposición para la tiranía. La medida lógica para ligarse sin convertirse en cautivo es entender bajo qué condicionantes es tolerable ser disciplinado voluntariamente y hasta dónde se ha de transigir para no llegar a ser sumiso."

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”