Me enseñaron y encontré justa premisa la condición de que para pedir era requisito imprescindible primeramente demostrar ser apto para el puesto y la tarea que se pretendía llevar a cabo, algo impensable hoy en día. El aspirante sin ofrecerse a examen exige y propone por adelantado las condiciones de trabajo a las que habría de estar vinculado antes de comenzar a realizar tarea alguna, por lo que en la mayoría de los casos es rechazado antes de empezar. Están creciendo entre las nuevas generaciones individuos débiles e ingobernables con una carente disponibilidad para el esfuerzo y una enorme falta de respeto hacia las normas establecidas, cualquiera que sea su origen y condición. Están habituados a no recibir ni acatar órdenes, son intransigentes acostumbrados a una vida complaciente y con escasa aceptación a los dictámenes y decisiones tomada por unos padres en la mayoría de los casos nulos o ausentes y a los que será imposible establecerse bajo un trabajo remunerado que les imponga condición alguna. Jóvenes con poco respeto, con mínimo margen hacia la tolerancia, pero amplio recorrido para la exaltación, la desconsideración, la impertinencia, el descaro y la insolencia entre otros calificativos a quienes poco importa integrarse en la sociedad. Unas generaciones con escasa o nula capacidad para sobrevivir sin dependencia, que están familiarizados con la protesta, el insulto y el atropello como medio para lograr sus objetivos, lo que pone de manifiesto una clara falta de recursos y preparación a la vez que una debilidad para salvaguardar y liderar su propia vida. De ahí nace el ideario de un reaccionario contestatario, rescoldo de aquellos tiempos de bonanza, alguien que expele improperios sin excusa apelmazado en un ambiente de condescendencia y escasa sumisión, pleno de comodidades y facilidades, de gran permisividad e instruido bajo una educación excesivamente permisiva incapaz de adaptarse a la dificultad. Poco margen de recorrido se ofrece a la oportunidad de socializarse bajo tal perspectiva a los mencionados individuos. Puede que algunos se escuden en la base de haber sido éste un suceso igualmente reiterado en parecidas o iguales circunstancias durante anteriores cambios generacionales, pero patente resulta que se ha incrementado el individualismo y el egoísmo y que cuando estos pretenden ejercer de independientes y autosuficientes, apenas se ven capaces de hacer nada por sus propios medios, obligando en algunos casos indirectamente a exigir a sus padres el sustento o una manutención. Hoy son los hijos quienes imponen en algunos casos las condiciones, mostrando un narcisismo y prepotencia exacerbadas con los que presuntamente ofrecer un atisbo de ridícula seguridad apoyada tan sólo en el “destructivismo” y el anti todo. Después de todo esta ha sido la tónica y el modo de comportamiento habitual en su corto bagaje para lograr sus objetivos "nada vale si no es de mi plena satisfacción, nada se hará si no es a la manera que a mí me place".

""Tiempos difíciles forjan hombres fuertes, hombres fuertes crean buenos tiempos, buenos tiempos crean hombres débiles, hombres débiles crean tiempos difíciles." Cita anónima o al menos por mí desconocida que explica con exactitud el sentido cíclico que rige el desarrollo y la evolución humana. Casi con toda seguridad nos encontramos en la parte final del recorrido de este trayecto. Muros y paredes son testigo mudo de la inmadurez y de un inconformismo a veces injustificado."

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”