Sobre llevar la vida dentro de una rutina diaria, de unas pautas y comportamientos adquiridos así como la inevitable celeridad y capacidad que el entorno exige para adaptarse a las alteraciones, en la mayoría de ocasiones nos impide reparar en la velocidad con la que se suceden y se desarrollan muchos acontecimientos, en su caso cambios importantes. Algo que era habitual entre largos períodos de tiempo y que en la mayoría de casos desembocó en una retirada de la circulación y de los intereses generales a individuos de toda una generación acostumbrados a vivir dentro de unos estándares de vida ya obsoletos, ahora ha acortado aún más esos los plazos de obsolescencia. Los nuevos avances tecnológicos han dado lugar a que algunos individuos no tan veteranos y muchos otros excesivamente jóvenes, queden excluidos o en su caso jubilados prematuramente no tanto por el paso y la acumulación de los años como por el cambio en los sistemas de programación y desarrollo. Lo físico está en gran medida siendo sustituido por lo virtual y los modelos de negocio fluyen y se dinamizan por las redes a un ritmo vertiginoso, promoviendo que los hábitos de consumo cambien radicalmente. Los primeros medios de intercambio de bienes se llevaron a cabo por medio del trueque, siendo remplazado a posteriori por la moneda y el papel moneda algo que ha perdurado hasta nuestros días, pero hasta hace poco era el dinero de plástico, las comunes tarjetas de crédito, quienes pujaban por hacerse con el pulso económico mundial. Tras un momento en que la coyuntura y ciertos factores que lo alteraron nos llevaron al confinamiento forzoso, las tendencias cambiaron repentinamente y las transacciones entre cuentas bancarias, entidades y organismos comenzaron a quedar determinadas únicamente por cifras y números que se nos hacen reconocibles en las pantallas de nuestros dispositivos electrónicos por medio de píxeles. El mundo real, la apariencia que se nos ofrece de él, ha quedado suplantado por imágenes pixeladas y sin duda la unidad de medida que establece nuestra riqueza ha quedado traducida a píxeles, se ha convertido sin más opción en la unidad de referencia por excelencia.

"Monitorización y visualización altamente pixelada de nuestras pantallas. En origen los primeros años de vida de los monitores utilizados en computadoras y ordenadores personales estuvo basada en la fluorescencia monocromática de color verde"

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”