Llegar a entender de manera objetiva la crónica de nuestra vida pasa por reconocer que, a pesar de aparentar ser principales intérpretes y protagonistas de nuestra historia, nada nos augura y garantiza ser beneficiarios únicos de alcanzar todo cuanto nos plazca o participar de un final feliz en el desenlace de dicho relato. No todo está a nuestro alcance, esto es así y no se ha de concebir de otro modo si lo que se trata es de obtener una óptica justa e imparcial de los hechos. Nuestra vida es algo que se ha de sopesar de manera parcial no exclusiva y los acontecimientos que ocurren tienen tantas y tan distintas perspectivas y puntos de vista como posibles interpretaciones surjan de cuantos participen en el episodio, para bien y para mal. Con total seguridad en el desarrollo de ese entramado, seremos testigos de una sucesión de eventos vividos en muchos casos en primera persona que no por ello nos asegura que el desenlace pase por tener un final dulce a favor de nuestra persona, pues cuando hablamos de lo que se ha llegado en denominar como "la vida real" y no un film cinematográfico, todos los que confluyen son protagonistas por igual. Las principales estrellas de estos sucesos son a priori y por igual, todos los presentes sin distinción a pesar de que unos resulten mayor o menormente afectados por el curso de los hechos. No hay un único narrador, no se conoce ni se sabe lo que piensan y hacen el resto de personajes en todo momento y a pesar de no ser entes omniscientes, si que en ocasiones actuamos erróneamente como si lo fuéramos, suponiendo tal motivo la causa que nos lleva al desengaño y a la frustración. Esto es un error de percepción muy común sobre todo durante la etapa de la adolescencia, cuando los sentimientos, nuestras facultades físicas y un alto nivel de autoapreciación, así como de ingenuidad nos hacen valedores de criterios engañosos que pasan por desconocer minuciosamente la realidad de las cosas.

"Exposición visual de un relato narrado por los distintos protagonistas. Caras y facetas de una misma composición"

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”