Nuestro cerebro se presta con facilidad a la maleabilidad y a la manipulación, no nace con la capacidad de discernir entre lo que le interesa y le conviene, entre cuanto puede resultarle positivo o lesivo e incluso menos aún de cuál puede ser la realidad que más se aproxima a aquello que le beneficia, más y como agravante si carece de una idónea preparación para hacer frente a falsos propósitos y continuos o engañosos intentos de coacción con los que habitualmente se nos hostiga, esta es una virtud y una aptitud que le corresponde al individuo aprender y adquirir con su desarrollo, no siendo buen aliado de ello la pésima, escasa y adulterada información que se pone a disposición del ciudadano en los medios de masas, es por ello que se convierte de inmediato en dócil, obediente y manso. La imperante modalidad de una masiva información, con los actuales recursos tecnológicos, permite hoy en día atrapar y movilizar a muchísima mayor cantidad de población, pues los mensajes fraudulentos llegan con suma rapidez y en tiempo récord a cualquier rincón del planeta. Nos dejamos llevar fácilmente por la duda y el miedo, lo que nos convierte con suma ingenuidad en víctimas de quien conocen y saben aprovechar dicha debilidad para someter, coartar y coaccionar a cuantos inseguros dudan ante sus argumentos. La mentira es fiel aliado de quienes conocen las artimañas del diálogo fácil y envolvente, capaz de atrapar entre sus redes a obnubilados fieles que encuentran idónea guía en tanto y tanto pseudo predicador. Nos dejamos llevar de plena confianza por quienes muestran la faceta de aparentar individuos bondadosos, afables y honestos sin poner en tela de juicio cuantos hilos será capaz manejar, alterar y movilizar en la sombra a su alrededor para obtener sus verdaderos objetivos, a cuantas personas dispondrá a su custodia para hacer el trabajo sucio sin manchar ni desgastar su envase y apariencia que por mucho más tiempo le podrá seguir aportando buenos réditos. Por desgracia otorgamos credibilidad excesiva a una imagen producto de marca y marketing que es cuanto algunos disponen para proyectarse. Un pueblo ignorante es un garantizado proyecto de futuro para un embaucador cuando logramos sumirle en la duda, en el temor y el adoctrinamiento de la mentira sin contrastar y de esto jamás aprenderemos, pues una y otra vez a lo largo de nuestra corta historia se hace patente que hemos caído continuamente presos de la falacia, el enredo y la calumnia de portavoces de maliciosas mentiras que lo único que pretenden es nuestro apoyo e incondicionalidad.

"La mentira es el caballo de batalla con el que se ha de lidiar en el día a día y no es tan importante saber distinguir cuan de lo que nos cuentan o dicen es cierto y veraz, algo en ocasiones harto difícil de detectar, como cuánto de ello aparenta al menos ser creíble. En la vida se resuelve más práctico aprender a detectar la mentira que escapar de ella, pues esta aparece por cualquier esquina y cualquier rincón, por ello resulta más sencillo rehuirla que desterrarla"

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”