Dialektische und begründete Grundlage, Entstehung der Arbeit
Los amantes de la luz, aquellos quienes idolatramos su luminiscencia y la tomamos como excusa para registrar fantásticas instantáneas que nos permiten perpetuar su belleza y que la consideramos vinculada al origen y al fin de la mayoría de las cosas, encontramos en el reflejo de la luz una de las más fastuosas experiencias de las que podemos disfrutar en la vida y dentro de la naturaleza. Cuando la atmósfera terrestre provoca una refracción que permite que se vea luz aún cuando el sol está bajo el nivel de la línea del horizonte, lo que denominamos según que hora del día como aurora, alba o crepúsculo matutino, en realidad entendemos que se forma un áurea mágico repleto de color puro e intensos contrastes sobre los cuales cuesta ver clara definición entre la luz y la sombra, capaz de envolver absolutamente todo de misterio a la vez que de paz y espiritualidad. Pero posiblemente estas sensaciones que se desencadenan en nuestros estímulos no sean simplemente una bellas percepciones visuales, sino que formen parte de un estado de recarga durante el cual nuestro cuerpo absorbe cierta cantidad de energía que nos permita alimentar todo el sistema. Sabemos perfectamente que nuestro cuerpo está por completo vinculado al resto del entorno cercano e incluso lejano de nuestro sistema solar y todo lo que en él sucede, más aún a corta distancia, nos afecta anímica y físicamente. Como energía que somos, interactuamos con la luz solar por ser la mayor fuente de energía próxima, lo cual altera nuestro estado de bienestar y hace que todo en nuestro sistema funcione correctamente. La falta de luz destroza la vida y por tanto tomamos el calor y la luz de nuestra gran estrella porque la necesitamos para seguir vivos, y no sólo los seres humanos, sino también el resto de especies y por supuesto con mayor vinculación las plantas que son enormemente dependientes de él. Necesitamos un mínimo de luz de alta intensidad con el fin de que la glándula pineal secrete serotonina y dopamina que son las hormonas encargadas de la actividad en el ser humano. Quizás podamos en cierto modo algún día sustituir la luz natural por cuantas queramos artificialmente, pero las distintas longitudes de onda y de irradiación que tiene el sol jamás seremos capaces de replicarlas precisamente por entre otros, un problema de capacidad, de magnitud y de intensidad. Podemos por tanto considerar ese momento contemplativo sobre el crepúsculo matutino, un viaje que nos trasporta a un estado de gracia que permite introducirnos intensamente en nuestro interior, más aún cuando reflexionamos acerca de nuestro ser y de nuestra persona.
"”Ciencia y cosmos” es parte del título de una serie secuencial de obras que hacen referencia a aquellos logros y descubrimientos científicos o tecnológicos que le han permitido al ser humano obtener un salto cualitativo y cuantitativo en su desarrollo.”