Dialektische und begründete Grundlage, Entstehung der Arbeit
Somos especímenes en evolución, descendientes de un indeterminado o quizás confuso elemento origen de la vida, que por suerte o desgracia progresó hasta llegar al curioso ejemplar que decidimos denominar como "homo sapiens" y por tanto herederos a día de hoy y en todo su recorrido, de los individuos más detestables, despreciables y deleznables que ha conocido la humanidad. Con los años y la experiencia llegamos a entender que la historia ha sido un cúmulo de episodios escritos bajo manipulación, llevada a cabo por quienes lograron ser no siempre justos, pero vencedores de cuantos litigios y contiendas se hubieron de afrontar para satisfacer egoísmos o necesidades incumplidas de quienes se prepararon impunemente para el enfrentamiento hasta lograr sus propósitos, casi siempre por medio de la fuerza. Todo ello porque la sed de codicia y de avaricia en la mente del ser humano nunca quedaron ni quedarán por completo satisfechos. Pocas veces gobernaron los individuos más inteligentes, tan siquiera los más aptos, tampoco los los más astutos teniendo en cuenta ciertos principios éticos, en cambio si lo fueron los más deleznables y despreciables, que exentos de todo escrúpulo, sensibilidad o de de empatía con quienes fueron sus coetáneos, no dudaron en destruir, saquear o exterminar a quienes se cruzaron en su camino para alzarse con el poder, más aún bajo traición en aquellos momentos en los cuales cuyas capacidades siempre fueron superiores se relajaron. Tiene mayor probabilidad de victoria el inepto que en la sombra fragua y se prepara para la guerra, que el capacitado cuando espera avanzar en la prosperidad de la paz. Nuestra verdadera inteligencia nos la reservamos para dominar al resto de especies con quienes físicamente jamás pudimos competir, pero entre nuestros congéneres ni la inteligencia ni la razón fueron motivo suficiente para la victoria y por desgracia el éxito de la supervivencia entre unos y otros estuvo marcada por la capacidad para hacer y aplicar el dolor y el mal brutalmente. Por ello somos aún animales y de todos ellos el más abominable sin duda alguna, algo que se deduce por la despiadada manera de tratar y de crear nuevos enemigos. Somos herederos de lo peor que ha conocido la humanidad porque somos vástagos y sucesores de aquellos que con impunidad barrieron del mapa a cuantas personas impedían planear su camino utilizando los argumentos de la razón y no siempre por una posible amenaza, sino por el sesgo, la superioridad moral de la cual disponían, por la intolerancia, por satisfacer su ego, o simplemente por envidia. Puede que ello nos haya hecho crecer fuertes y con la capacidad de dominar, ahora somos intocables, dueños del planeta que no de nuestro destino, pero todo esto nos ha impedido ver que en realidad estamos en manos de unos pocos, de los más perversos, de los que en modo alguno siempre han perseguido el dominio de las masas y del liderazgo. Durante toda nuestra historia hemos sido subyugues a las órdenes de maniáticos que nos han manipulado conscientemente para conducirnos al precipicio, para forjar un odio creciente hacia el opuesto. Siempre ha de haber un opuesto, alguien que sea el motivo origen de todos nuestros males, prejuicios y problemas al que hay que fulminar para por fin desarraigar de nuestras vidas la infelicidad. Estos intocables, la casta de los poderosos suelen conseguir, con sus malas artes sus objetivos, acumulando por el camino un elevado balance de miles o de millones de vidas destrozadas, y después de todo, al final trascurrida la debacle,para damos cuenta de que apenas nada cambia, los problemas siguen siendo los mismos, continuamos igual de infelices que al principio, la utopía se desvanece antes de comenzar a percibirla, lo que hace patente que la solución no está en manipular los hechos, sino en eliminar y deshacerse de toda la casta de individuos que pretenden ser dueños de nuestras vidas, de nuestros sentimientos. Deberemos de aprender a no elegir líderes, sino honestos ciudadanos al servicio de los principios y valores humanos.
Nadie nos salvará del enemigo en tanto que promovamos tener enemigos, dejarán de existir por sí solos cuando renunciemos a tenerlos.
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”