Si nos atenemos a los hechos se podría afirmar que a lo largo del amplio periplo de la crónica humana todas aquellas disputas, quizás diferencias acaecidas entre intereses contrapuestos han quedado desacertadamente resueltas finalmente en su mayoría por medio de conflictos armados. En cualquiera de los casos posibles, aquellos problemas que se han dado por resueltos por medio de esta vía jamás han permanecido libres de rescoldos, sinsabores y rencores que llegaren a subsanar dichas diferencias. Se pueden acallar las voces, aplastar el orgullo, los principios y hasta amedrentar los cuerpos con violencia, pero el dolor y el pesar de las víctimas siempre quedará por generaciones levitando en una vaporosa nube cargada de tormenta. ¿Cómo se puede cambiar de un modo tan drástico para llegar a ser tan extremadamente sensible cuando de salvar una vida se trata en tiempos de paz, desplegando una ingente cantidad de medios y esfuerzos para sostener el latido pulso de un corazón y a la vez en declarados tiempos de guerra resulte tan impasible, frío y económico demoler vidas y cuerpos como si de materiales de construcción se tratase? ¿Qué mente tan retorcida sino la humana podría albergar extremos tan opuestos que le resulte imposible entender que el único final al que se llega por ese medio es acabar en una inagotable fuente de sufrimiento? ¿Qué le ha llevado al individuo a esta posición de indolencia y furia en la que todo sentimiento y sensibilidad se diluye en el ímpetu de buscar un enemigo? ¿Por qué tan sólo el dolor nos convence de que la violencia no es el camino correcto y aún así seguimos cayendo siempre en la trampa de encaramarnos en una progresión de prepotencia? Conocemos ya cuál es el resultado de una escalada de violencia, pero jamás comprenderemos lo imprescindible que resulta no tener que llegar a dicho punto. El hombre aprende aunque no siempre comprende.

"Elevada formación en una temblorosa espiral de violencia entre cuerpos encaramados y esforzados en aplicarse dolor y castigo. El vigor ejercido en el intento por hacerse valedor y reducir al contrario por medio de la fuerza resulta ser recurso ilimitado que no atiende a razonamientos."

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”