De manera creciente en nuestro planeta se generan y amontonan en tal magnitud una combinada mezcla de productos altamente peligrosos y perjudiciales que se comienza a tener la impresión de morar bajo un enorme polvorín. Entre otros, los cementerios de basura radiactiva, depósitos de industria energética y de armamento atómico nuclear, productos y gases tóxicos letales, parajes emponzoñados contaminados por los derivados del petróleo e irrespirables y asfixiantes ciudades que no hacen sino sumarse a una lista casi interminable de lesiones que dan ligera idea del grave problema que se ha ocasionado. Aunque reconocido y admitido, no resulta excusa de consenso suficiente para intentar alcanzar un serio acuerdo que permita revertir el proceso, los intereses priman y nadie quiere ser ejemplo abanderado en defensa de una causa que comenzaría por mermar la producción industrial. Existe una conciencia generalizada del problema y una falsa e hipócrita apariencia por abordarlo, en tanto que nadie entona la "mea culpa" por lo que dotar de solución a la cuestión parece inviable. Puede que algunos ya entiendan y asuman que la única solución pase por preparar un nuevo hábitat fuera del que resulta ser el más bello de los planetas conocidos de nuestro sistema solar.

“Si nadie se revela culpable... ¿no existe culpa...?. Quizás puede que el último atardecer que vean nuestros ojos sea el de una lluvia de fuegos artificiales fuente de un incontrolado polvorín”.

““Cálculo regresivo” es parte del título de una serie secuencial de obras que, incorporando la ordenada merma de cada uno de los años acaecidos, pretenden hacer recuento ilustrado de las causas que inducen a la progresiva involución del modelo de sociedad actual.”