Afanarse en mantener alterado el pulso y acelerar nuestras vidas para llegar todos los días al mismo lugar… es un sinsentido. No se entiende inteligible tanta carrera para llegar a tiempo a ningún lugar, pero esto tiene un motivo lógico y no por el hecho de llegar a ser los primeros, sino para optar a posiciones de privilegio. Tan sólo el primero es el que obtiene cierta ventaja sobre el resto, eso es lo que hace rentable tanta premura. Se entabla una carrera por ser aventajado con el fin único de marcar diferencias. Nos han enseñado a competir bajo el hándicap de resultar merecido vencedor de retribuciones al más rápido. Todo nos urge, somos impacientes y queremos obtener resultados con asidua celeridad y hemos mal aprendido, a pesar de pagar por ello un alto coste, a vivir con celeridad y a igual modo nos deshacemos de las cosas con similar prontitud, las volvemos inútiles en un corto período de tiempo. Ése ansia por alcanzar todo con elevada rapidez hace que se busquen maneras nada éticas de obtener los mejores resultados cuando no se tiene capacidad para llegar el penúltimo.

“El éxito de nuestra proyección comienza a la carrera, cuando un intrépido, agitado y acelerado espermatozoide mantiene una enérgica lucha por llegar a ser el primero hasta alcanzar el óvulo al que ha de fecundar, en ello está y depende nuestra existencia.”

““Cálculo regresivo” es parte del título de una serie secuencial de obras que, incorporando la ordenada merma de cada uno de los años acaecidos, pretenden hacer recuento ilustrado de las causas que inducen a la progresiva involución del modelo de sociedad actual.”