Nuestro ámbito de actuación se ha estado gestado bajo el espejismo. Se nos alienta con expectativas que no son más que vagos sueños, ilusas esperanzas que nos incitan a lograr alcanzar lo que para la mayoría es inaccesible. Intentamos ser felices bajo nebulosos reflejos exentos de realidad, sustentados en la ignorancia del que es incapaz de discernir dónde ha de encontrar el equilibro. Bañan nuestras vidas de turbias propuestas (agudos fraudes) que una vez materializados no resultan ser ni la sombra de lo que esas adulteradas promesas formularon. En muchas ocasiones se planifica e inculca a los hijos planteamientos de vida que ni tan siquiera los mismos progenitores hubiéramos sido capaces de llevar a cabo. Nuestro ocio se basa íntegramente en ficticios y quiméricos mundos en lo que se exacerba y exprime la ingenua sensibilidad humana. La ilusión se vuelve desengaño en una gran mayoría de ocasiones, lo que se traduce en desencanto y decepción. Esto no es en realidad el fracaso del individuo sino el de una sociedad inmadura, carente de responsabilidad.

"La vida envuelta en un maravilloso color rosa. Se expende ilusión sobre todo aquello que está enfocado a procurar nuestra satisfacción, partiendo por alimentar expectativas en la mayoría de los casos de más que dudoso logro. Proyectos adormecidos en la resignación del abandono, eclipsados por lo papable de su dificultad."

““Cálculo regresivo” es parte del título de una serie secuencial de obras que, incorporando la ordenada merma de cada uno de los años acaecidos, pretenden hacer recuento ilustrado de las causas que inducen a la progresiva involución del modelo de sociedad actual.”