Fondement dialectique et raisonné, origine de l'œuvre
Nuestro cerebro puede ser más fuerte y más potente que nuestro cuerpo. Nuestras ideas y nuestras palabras más hirientes que el propio dolor y cuando se llega a ese punto, cuando persona cualesquiera se encuentra en la tesitura de tener que hacer frente a tal proyección de poder incapaz de encontrar argumento que sostenga tal dominio, tan sólo resta en confabular contra ella hasta lograr su destrucción. Quien no es capaz de defenderse con la palabra y con los argumentos, cuando desea imponer su criterio por la fuerza, toma con firmeza la daga con la que se ensaña hasta destrozar a quien le increpa. Porque si para algo ha demostrado el ser humano tener facilidad es para destruir, para matar y para sesgar la vida. Aunque de manera muy cobarde, la capacidad de destrucción que a lo largo de su evolución ha adquirido, le ha funcionado de manera óptima para deshacerse de quien más le ha atemorizado y acobardado. Somos débiles y en muchos de los casos temerosos, por ello hemos utilizado herramientas lacerantes ideadas con otros fines para evitar amedrentarnos ante aquellos enemigos aparentemente más fuertes. Quizás sea una cuestión más de supervivencia que de dominio, pero ambos aspectos han quedado tan conexos que la línea que los separa se diluye con tal facilidad que resulta ya imposible de distinguir.
"Cortes, incisiones, heridas y magulladuras ensangrentadas, cicatrices regeneradas o fisuras imposibles ya de cerrar por la que un día desbordó hasta vaciar, la sangre de un cuerpo ya inerte."
"Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”