Fondement dialectique et raisonné, origine de l'œuvre
Frialdad, soledad, silencio y verdad, son los atributos que prevalecen y predominan más allá de nuestros malogrados conceptos del bien y del mal. En el exterior, pasada la exosfera, lugar en el que la realidad del hombre no tiene ningún valor, resultan inútiles los prejuicios, los juicios de valor, los intereses y el egoísmo en los que se envuelve todo lo que toca el ser humano. En la medida en que éste se ha ido expandiendo y por allá por donde ha pisado, ha ido impregnado con su corruptela los lugares en los que se ha establecido. Si algún día lograra afincarse en cualquier otro destino fuera de nuestro planeta, con toda seguridad llevaría consigo idénticos ideales y planteamientos de vida, volviendo a caer en los mismos errores, convirtiendo su vida en un infierno nuevamente, tropezaría sin duda en las mismas equivocaciones. Por encima del bien y del mal, nada más y nada menos, tan sólo se encuentra el resto del cosmos, un inmenso abismo pleno de posibilidades por explorar y por suerte poco accesible para el ser humano, gracias a ello permanecerá por infinidad de años virgen e incorrupto. En ningún caso ese trata de identificar indiscriminadamente al ser humano como un elemento amoral, pero cierto es que su condición, su esencia y naturaleza animal no ha de cambiar ni se solventará con facilidad si no es con un correcto, estricto y recto aprendizaje de valores ético-morales que sustenten y posibiliten el hecho de vivir en connivencia.
"Lejana y apartada visión del entorno humano apreciable desde el punto de vista del firmamento planetario."
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”