Todo interrogante es la evidencia clara de un reconocimiento a nuestra ignorancia. Nos hacemos preguntas con el fin de encontrar respuestas y soluciones, de aclarar dudas e incógnitas que pongan fin a nuestras limitaciones. Aprendimos a cuestionarnos todo aquello que estructuraba nuestro entorno y por el camino nos dimos cuenta que casi todo nos era desconocido. En la inquietud por entender lo que sucedía a nuestro alrededor fuimos arrojando luz y aportando solución a muchos de esos interrogantes, mínima parte tan sólo de la interminable lista de cuestiones que aún nos quedan por resolver. En esa práctica, con el paso del tiempo, nos hemos ido dotando de un alto grado de inteligencia, requisito éste como se ha podido comprobar necesario para llegar a alcanzar nuestro actual nivel de desarrollo. Posiblemente visto desde la perspectiva de cuán cantidad de cosas nos quedan aún por aprender, sigamos siendo tan ignorantes como al principio, pero la suma de conocimientos adquiridos han ahuyentado gran parte de nuestros miedos. Ahora por fin hemos osado afrontar retos que nos permitan salir de la caverna en la que hemos estado inmersos durante miles de años, hemos llegado a ese lugar en el cual según nuestros antecesores, moraban los dioses y quizás con ello hemos comenzado a alcanzar un cierto grado de madurez, pero eso debería de ser tan sólo el principio.

"El desarrollo cognitivo en el cerebro humano se ha multiplicado exponencialmente y en su ejercicio ha desarrollado la capacidad genética selectiva para ampliar la ramificación y las interconexiones neuronales."

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”