¿A quién pretenden engañar quiénes que se hacen pasar por políticos cuando no existe en ellos ni el más mínimo indicio, tan siquiera la más liviana intención de respetar los valores que defiende tan ilustre disciplina...? No dudo emerjan de base individuos soñadores forjados en una sana intención y con la verdadera ilusión para hacer valer el talante de la oratoria y la diplomacia que siempre han solido acompañar a todo político con cierto tinte carismático, siempre pensando en acometer la digna tarea de llevar a cabo una gestión óptima para alcanzar grandes logros colectivos, aunque eso sí justamente remunerada, pero en cierta manera desinteresada que nos permita como sociedad prosperar en el bienestar en todo su conjunto. Pero cuando se entra en el terreno de la cotidiana realidad, en la que más temprano que tarde todos habrán de caer y de la cual rápidamente se empapan, esa aspiración queda diluida entre el parloteo y la falsa oratoria envuelta con el recurso del engaño como eficaz meta para obtener fines egoístas y partidistas. Entre esta fangosa y maloliente acotada charca repleta de cómodos butacones de piel en la cual se apostan quienes dicen llamarse representantes del pueblo, se reúnen un grupúsculo de cabecillas que han creado en torno a sus grupos “parlamentarios” eficaces agencias de colocación para ubicar a secuaces y adeptos incondicionales que les rinden pleitesía, sin duda entre los cuales se encuentran individuos que bajo ningún otro supuesto tendrían cabida en empresa alguna como eficientes trabajadores. Cuando los tecnócratas acaban desplazados de los puestos de liderazgo y relevancia, cuando sus funciones son acaparadas por profanos ignorantes de nula o escasa experiencia retribuidos como si de visibles expertos se tratare, que a su vez osan arroparse bajo eslóganes que difunden y proclaman ideales que buscan exonerar al pueblo de la supuesta opresión a la que los empresarios les tienen sometidos, con la firme promesa de ser remunerados sin apenas trabajo bajo la manutención de las arcas del estado, entonces el problema entra ya en una dinámica que se vuelve preocupante. Una verdadera "casta" asoma. La caspa residual comienza a emerger de entre el lodazal, una muchedumbre que en realidad nace como una nueva forma de tiranía encubierta que arramplará con todo cuanto sea capaz de manipular y de cuyos casos en la historia ya tenemos sobrada referencia, desgraciadamente con resultados por todos conocidos. Si esto florece, el destrozo está garantizado.

“La mugrienta ciénaga está totalmente embarrada y ese lodazal no ha emergido por casualidad, acumula y recoge suciedad desde hace bastante tiempo y muchas legislaturas. Todo el que pretende bañase en ella acaba completamente contaminado.”

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”