Fondement dialectique et raisonné, origine de l'œuvre
Puede quizás que nuestro intelecto no se haya desarrollado de forma tan asombrosa como pensamos si nos atenemos al hecho de no hacer otra cosa más que actuar de modo equívoco tropezando una y otra vez siempre en iguales o parecidos errores. Pasarán milenios, cambiará el escenario y distintas serán las generaciones que interactúen en él, pero en repetidas ocasiones se habrá de comenzar desde cero para llegar siempre al mismo punto. En unas momentos se alcanzará el cénit, pero tan sólo por tiempo limitado, a ello le seguirá con total seguridad un largo período de decadencia, una precipitada caída que nos estampará de bruces contra el más mísero subsuelo. Cierto es que nadie nos enseñó a actuar, a saber cuándo y de qué manera proceder en cada situación. Aprendimos tras caer a levantarnos de forma consecutiva con tesón pues jamás nos quedó otra opción más que la de comenzar de nuevo a reconstruir todo cuanto con anterioridad habíamos creado y eso tantas veces como fuere necesario sin evaluar el esfuerzo y el coste en pérdidas. En ese trayecto hemos padecido principalmente por nuestra ignorancia pero aún más por la soberbia, pero jamás... y digo nuevamente jamás... tuvimos la firme intención de crear un manual que nos ayudara a establecer un correcto comportamiento cívico en sociedad. Tenemos increíbles medios para glosar todo el conocimiento y para mejorar nuestras vidas, tenemos ideales que superan nuestras intenciones, pero ni por lo más remoto nos hemos planteado crear directrices que sirvan de modelo a futuras generaciones para en lo posible evitar que la vida nos siga fustigando, que nos impida traspasar la línea de los valores éticos que nunca se debieren burlar. Y eso es porque que somos tercos, obstinados, inconformistas, insumisos, envidiosos y desconfiados y esos valores, que por supuesto tienen una parte positiva, crean suspicacia y recelo a perder parte de nuestra libertad. La competitividad junto a un afán de protagonismo endiosado que supera con creces al valor de la honestidad, nos han obligado a ver al prójimo como adversario al cual en la posible medida nunca le facilitaremos la convivencia si ello supone estar por debajo de él. Lo peor es que esto se educa y se trasmite no solo en los hogares, sino a todos los niveles entre distintas generaciones, algo que impide la sociabilidad. Por todo ello cuanto se construya apenas servirá de nada porque más temprano que tarde otro pasará por encima para imponer su gloria y su criterio arrasándolo todo.
"Nuestra hoja de ruta viene definida por subidas y bajadas, por acariciar la gloria en unas ocasiones y caer en la vergüenza en otras. La naturaleza del ser humano es salvaje, libre y arbitraria y si no se llevaran a cabo los titánicos esfuerzos que se realizan para educar su conducta y mermar en lo posible ese instinto, volveríamos a las cavernas con total seguridad."
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”