Nueva York, punto y final en la desembocadura del río Hudson con el océano Atlántico, zona de reencuentro de los grandes mitos del siglo XX y testigo principal de la historia más reciente, es hoy por hoy la ciudad más potente y pujante económicamente del mundo y Manhattan, su distrito centro y más densamente poblado, la zona en la cual se concentra la mayor actividad bursátil y los principales centros comerciales y culturales del mundo. En el conglomerado neurálgico de este núcleo al que se apoda la "Gran Manzana" se apilan los grandes y emblemáticos rascacielos, la conocida plaza de "Time Square" y los famosos teatros de Broadway, todo ello motivo y excusa que atrae a millones de personas que se desplazan o viajan a la mítica ciudad con la única escusa de poder disfrutar de sus innumerables atractivos o simplemente como respuesta a una necesidad en busca de una oportunidad de futuro. Uno de esos lugares simbólicos en torno a los que se reúne ese crisol de culturas que deambulan por sus calles es el famoso puente de Brooklyn, nexo de unión del homónimo barrio con el distrito centro. Es ésta quizás la imagen de postal mayormente elegida por cuantos visitan la urbe al mostrar una de las mejores perspectivas desde la cual admirar el fenomenal skyline que forman los imponentes rascacielos pujando uno sobre otro por hacerse un hueco en post de despuntar sobre el cielo cual árbol lucha en el bosque por alcanzar la luz cenital. Hierro, acero, hormigón y cristal conviven en armonía dando forma a numerosas vías y arterias por las que millones de vehículos diariamente fluyen y transitan, sangre y pulso de la actividad cotidiana de sus habitantes. Apenas existe diferencia entre día y noche, no se esconde, no se duerme, tan solo se serena a la caída del día al mostrar su semblante la oscuridad.

"Velado reflejo de la silueta del puente de Brooklyn"

“Quietud y Flema” es parte del título de una serie secuencial de obras que son una pretendida apuesta por romper con el global de la obra de éste autor, en su conjunto dinámica, incesante y de una agitación extrema, tal y como no podía ser de otra manera tratándose de un fiel reflejo del imperante modo de vida en el que se desenvuelve. Un remanso de paz en el que parece reconciliarse con el resto de la humanidad."...