Fondement dialectique et raisonné, origine de l'œuvre
En proceso de transcripción.
Un clavo oxidado atravesó mi zapatilla clavándose en la planta de mi pie. La "Granja" era el nombre que recibía el recinto privado al aire libre en el que nos juntábamos durante la infancia todos los amigos. Un gran patio de arena en el que se disputaban partidos de fútbol y que se encontraba rodeada interiormente de árboles a los que solíamos trepar de vez en cuando y que a su vez hacían las veces de portería. En una zona apartada de esa gran extensión se ubicaba la casa semi en ruinas de los antiguos propietarios, abuelos de uno de los amigos y compañero del grupo, a la que solíamos de vez en cuando acceder para indagar y explorar en busca de aquellas cosas y enseres olvidados y perdidos que pudieren hallarse entre la multitud de escombros y tableros que cubrían los suelos, todo cuanto nos pudiera llamar la atención. Día cualesquiera de un verano cuya fecha no recuerdo, decidimos como en anteriores ocasiones, adentrarnos entre aquella pila de maderas que nos impedían el paso, pasillos y habitaciones oscuras repletas de polvo envueltas por un fuerte olor a humedad y en momento dado cuando menos me percaté, encontré que mi pie derecho estaba sujeto casi pegado al suelo y me costaba a duras penas intentar moverlo para poder desprenderlo de él. Al momento me di cuenta que algo había penetrado dentro de mi pie y al lograr desprenderme del suelo poco a poco pude observar que un enorme clavo de hierro completamente oxidado que sobresalía de un gran tablón había atravesado mi zapatilla y había quedado incrustado, clavado casi un centímetro en mi pie. Lo más curioso fue que no noté que sangrara pero supe que no era nada bueno, con lo cual aconsejado por mis amigos fui directamente de vuelta a casa. Allí mi madre, ante el asombro en primer lugar y un mar de dudas ante cómo actuar, decidió introducir rápidamente mi pie en una palangana de latón cubierto de esmalte blanco con agua caliente, casi hirviendo. Por entonces los medios y servicios médicos en lo que era un muy pequeño pueblo de periferia eran escasos y los medios para enviarme a la capital mínimamente disponibles y por tanto esa le pareció la mejor solución. En realidad nunca me pusieron el tétanos, simplemente la herida se fue poco a poco curando por si sola.
"A cobijo de la sombra de quienes procuraron mediante el cuidado, el esmero y la atención mis primeros años de vida e infancia. En agradecimiento a Remedios Chicote"
“Quietud y Flema” es parte del título de una serie secuencial de obras que son una pretendida apuesta por romper con el global de la obra de este autor, en su conjunto dinámica, incesante y de una agitación extrema, tal y como no podía ser de otra manera tratándose de un fiel reflejo del imperante modo de vida en el que se desenvuelve. Un remanso de paz en el que parece reconciliarse con el resto de la humanidad."