Fondement dialectique et raisonné, origine de l'œuvre
Por supuesto que sería maravilloso vivir en un mundo sin fronteras, tan extenso como liberado, un lugar en que el horizonte sea la única línea que limite los tramos y las distancias del camino, en el que la gente pudiese desplazarse y transitar con total independencia, facilidad y tranquilidad dentro de un territorio u otro sin trámites ni burocracias absurdas que justifiquen la movilidad, un espacio regido por leyes básicas colectivas indiscutibles y de obligado cumplimiento para todos por igual, apoyadas en la seguridad y el respeto mutuo. Con total certeza sería un lugar mucho más cordial y amable, en el cual la cortesía y la tolerancia prevalecerían por encima de cualquier otra opción, de hecho, no existe alternativa alguna que permita la convivencia dentro de una superficie de por sí ya tan superpoblada como explotada, este será sin duda nuestro mayor reto en el futuro más próximo. Pero hemos de reconocer que el mundo a día de hoy no está preparado para ello, pues habría de prevalecer primeramente una verdadera voluntad para querer aunar fuerzas hasta llegar a dicho propósito, de dejar apartado en un segundo plano cuantos ideales y prejuicios existen en la actualidad para hacer que domine el civismo y un fuerte deseo de vivir en concordia, un lugar con escaso espacio para ambiciones particulares y codiciosos enfermizos con insaciable ansia por acapararlo todo. Sería sin duda algo que requeriría de tiempo y mucha concienciación y por supuesto supondría un importante coste si se mide desde el punto de vista de la globalización, pues daría lugar a una mayor uniformidad cultural, algo que no todos los pueblos estarían dispuestos a asumir y a conceder, pero de seguro se ganaría en una menor cantidad de enfrentamientos ante todo fronterizos y una mayor dignidad para sus ciudadanos. Ser ciudadano del mundo hoy por hoy es una utopía, pero no ha lugar a otra opción, somos una enorme multitud y ya no cabe lugar a egoísmos e individualismos, no hay marcha atrás, la civilización se ha expandido exageradamente, las demarcaciones son mera y únicamente políticas y son quienes nos mantienen atrapados en estas austeras jaulas en las que domina un fuerte deseo de exclusividad y privilegio.
"La altitud hace tiempo que dejó de ser nuestra mayor limitación. Llegar y sobrepasar las nubes y desplazarse como las aves, libres y liberados, fue añorado deseo para el hombre durante multitud de años. Ahora que ese mito se ha derribado, nos damos cuenta que cuanto nos limita ya no son nuestros pies, ni nuestro propio espacio, sino nuestra posesiva mentalidad de acapararlo y delimitarlo todo
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”