Fondement dialectique et raisonné, origine de l'œuvre
Percibimos demasiado ruido de fondo. Estamos una y otra vez demasiado expuestos a la abrumadora saturación del estresante bullicio y el estrépito de nuestras calles, tanto que llegamos a no entender nuestras vidas ubicadas dentro de un recogido y sigiloso silencio. Esto ya nos desconcierta y hasta nos desagrada, es más, existen individuos a los que les resulta una temible tortura permanecer cierto tiempo rodeado por el vacío acompañado del silencio. Aparentemente nos hemos acostumbrado a seguir inamovibles ante el bombardeo de un resonante alboroto, una adaptación más bien relativa que tiene como consecuencia terribles síntomas y secuelas de índole psicológico en lo más profundo del individuo y que acarrea entre otros problemas un déficit de atención, una sobre-excitación, la histeria y trastornos o perturbaciones de la conducta y del sueño entre otros. La meditación que se persigue como alternativa saludable a ello cuando lo que se desea es encontrar la calma, no va de la mano del entorno en el cual convivimos, que nos arroja al aplastante estruendo de un "runrún" en momentos desesperantes e inaguantables si nos atenemos al resonar de las máquinas que realizan mantenimientos cotidianos en las calles. Conciliar una vida de la mano de cierta paz interior es algo menos que imposible en los núcleos urbanos en los cuales el reposo de la circulación rodada se mide por aquellos minutos que nos conceden los semáforos y más allá de ese tiempo los cláxones comienzan a rugir bajo la amenazante presión de contiguos conductores que pretenden salir disparados del lugar. Hay personas que no son capaces de encontrarse a ellas mismas dentro de estas mismas circunstancias y aún menos bajo el silencio. Tienden a perderse en la angustia de no saber que hacer cuando están consigo de manera espiritual en un entorno neutro, no han aprendido a dialogar ni a racionalizar interiormente, su mente es un desorden que obedece únicamente a los sobresaltos y a los estímulos externos y su relax está acompañado de fármacos que estimulan su sueño. Estamos intentando o al menos eso se pretende, ser menos contaminantes a nivel acústico, pero apenas se ha comenzado a dar pequeños pasos, lo cual no deja de ser algo ya importante. Los vehículos eléctricos que poco a poco al parecer se irán imponiendo a los actuales de combustible fósil, gasolina y diésel, se están encargando de hacernos mucho más sostenible la vida y hemos de decir de paso que sin duda es de aquí donde mana el principal problema del ruido en la urbe. Poder pasear por avenidas en las cuales los coches se hagan imperceptibles a su paso, con a penas un halo de aire mudo, es algo que parecía ciencia ficción hasta hace poco y sin embargo ya comienza a sentirse como una realidad incuestionable. Ahora surge el dilema de cómo nuestros sentidos serán capaces de adaptarse a esta nueva situación, pues los transeúntes nos hemos acostumbrado a movemos con la referencia sonora y en algunas ocasiones ponemos en riesgo nuestra vida por actuar en respuesta a los sonidos y la acústica de nuestro alrededor sin mediar contacto visual, lo cual es altamente peligroso a la hora de aproximarnos a un vehículo que apenas resulte sonoro, es más, se toman medidas para que aún prevalezca la necesidad de que el tráfico rodado disponga de un cierto sonido similar pero mitigado al de un motor convencional para así ser detectado con facilidad.
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”