Fondement dialectique et raisonné, origine de l'œuvre
Más de 70.000 empleados públicos propios trabajan en las instituciones, agencias y organismos de la Unión Europea, con 720 parlamentarios, si a eso le añadimos los funcionarios públicos y personal gubernamental que trabaja o participa dentro de cada uno de los veintisiete gobiernos nacionales de cada país, más a su vez los organismos legislativos y reguladores comarcales y locales, la cifra se eleva a millones de personas, cuyos sueldos dependen de los impuestos recaudados en toda Europa. Si se evalúa a fondo esta cifra nos daremos cuenta de que toda esta gente es personal improductivo, no genera ingresos o lo que es lo mismo, es un excesivo gravamen sobre la economía cuyo presupuesto la propia unión europea ha estimado de 2021 a 2027 en 1,2 billones de euros sólo para el personal que trabaja en sus sedes, eso sin hablar de a cuánto ascendería la cifra si intentásemos hacer un vasto recuento de todo lo que se gasta dentro del continente en el resto de parlamentos y sedes subsidiarias. Resulta prácticamente inviable hacer que una economía no sólo vaya a buen ritmo sino que crezca con este lastre y lo peor de ello no es el gasto en sí que genera, sino que su trabajo tan sólo queda justificado en un exceso de regulación, control y de burocracia que asfixia, ralentiza y dificulta cualquier trámite si se desea ser emprendedor dentro de este territorio. Las democracias de este lado de occidente presumen de disponer de un libre mercado y de una moneda única que ayuda a ser competitivos, pero ya sólo los sueldos, dietas y privilegios de sus políticos, sino algún que otro amago de corrupción que intenta ocultarse, así como el exceso de ayudas para eliminar ciertos sectores de la producción, parecen más acariciar el trámite hacia un social comunismo encubierto en el que todo depende el estado central, que además se vuelve sospechoso cuando se hace público que reciben más ayudas los agricultores de países importadores e inmigrantes ilegales que ingresan por las costas que los propios europeos. Europa dispone de un gran banco, un banco central que aporta cada vez más y más dinero, pero es un dinero especulativo que se imprime según demanda, es puro papel para saciar la sed de ayudas y comisiones injustificadas que se cruzan de por medio y que desvirtúan el valor real de la riqueza. Ni siquiera tanto personal organizando y legislando, controlando y estudiando los movimientos del mercado son capaces de poner firme una economía que se sumerge por momentos debido al exceso de peso que sostiene la propia coraza del barco. Europa es como pollo sin cabeza, no hace más que dar vueltas sin sentido hacia un lado y para otro sin previsión ni cálculo. Todos recurren a la vaca para chupar de la teta aliviando su sed a corto plazo, pero la ubre comienza a estar deshidratada y extenuada.
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”