
"El "Simbiosismo"
desdibuja los límites existentes
entre pintura y fotografía "
Chicote CFC / 2012

CHICOTE CFC
MANIFIESTO DEL ARTE EN SIMBIOSIS
¿Qué es el SIMBIOSISMO?
Pintura, fotografía o ambas...
El "Simbiosismo" o "Arte Simbiótico" progresa dentro de esa delgada línea
en la cual resulta imposible distinguir la fotografía de la pintura tradicional.
Una metamorfosis evolutiva que convierte a la fotografía en arte pictórico
a la vez que eleva a la pintura al status de fotografía y cuyo resultado parte de una simbiosis en la que interactúan:
- Varias disciplinas artísticas a la vez
- Tecnología y talento artístico
- Visión y cognición
FUNDAMENTO FILOSOFÍA QUÉ ES EL SIMBIOSISMO? FOTO / SIMBIOSIS EL ARTISTA POR QUÉ EL SIMBIOSISMO? VALORES
REPRODUCCIÓN DE AUDIO DEL MANIFIESTO DEL ARTE EN SIMBIOSIS
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FUNDAMENTOS
Preliminares
El Arte Simbiótico: una relectura crítica de la imagen en la era de la manipulación visual. En la contemporaneidad, la imagen se ha erigido en premisa de nuestra certeza perceptiva, un estatus que, paradójicamente, ha dejado de constituir una referencia fiable. A partir de esta constatación surge el “Simbiosismo” o “Arte Simbiótico”, una corriente que plantea una pugna consciente frente a la pasividad visual, con el propósito de despertar nuestra sensibilidad crítica ante la alarmante facilidad con la que hoy se manipula la opinión pública mediante la transformación y tergiversación de la imagen hasta hacerla parecer verosímil. El “Simbiosismo” nace, por tanto, como una respuesta a la creciente y preocupante tendencia a adulterar la realidad a través de la manipulación de toda representación visual. Este fenómeno amenaza con sumergirnos en un entorno basado en el engaño y la falsedad, erosionando cualquier noción estable de realidad. De ahí que el “Arte en Simbiosis”, como salvaguardia estética y ética, pretenda despojar a la imagen de sus elementos reconocibles para centrarse en la dimensión trascendental del individuo y de las cosas, explorando lo que se manifiesta por medio de la intuición, la emoción y la sensación. Su objetivo no es reproducir una realidad manipulada, sino ahondar en la esencia profunda y auténtica de la experiencia. El artista simbiótico asume la urgencia de recuperar el control sobre la imagen, antes de que ésta se apodere de nuestra percepción y determine nuestras vidas. De ahí su propuesta de trasladar la fotografía a un terreno de abstracción que le permita escapar de una realidad cada vez más dudosa y supuesta. El “Arte Simbiótico”, en tanto tendencia, se erige como una propuesta transgresora orientada a revertir el estereotipo contemporáneo que sitúa a la imagen como fundamento incuestionable de nuestra existencia cotidiana. Sus obras parten de una imagen inicial -aparentemente real y evidente- cuya consistencia se disuelve con la misma facilidad con la que lo hace la ficción. Este principio responde a la convicción de que, en la actualidad, la realidad visible es una fuente cada vez menos fiable de información. Resulta prácticamente imposible encontrar imágenes no intervenidas o alteradas, mientras nuestra cotidianidad se ve progresivamente reemplazada por realidades virtuales o metaversos diseñados artificialmente, que distorsionan por completo nuestra noción de lo real. Ante esta circunstancia, el artista simbiótico se sirve de la imagen únicamente como punto de partida para la creación de su obra, pero se desprende por completo de su concepción original. La desestructura, la fragmenta y la reinterpreta hasta construir una visión personal y única, no basada en lo que observa, sino en lo que siente, piensa y reflexiona acerca de los acontecimientos y de su propia experiencia vital. El proceso creativo se articula mediante lo que el “Simbiosismo” denomina “Metáfora Visual”: un procedimiento en el que el análisis y la crítica de la realidad desembocan en una transcripción alterada en forma de imagen. Esta metáfora constituye una representación profundamente subjetiva, una traducción simbólica de conceptos, ideas o hechos, expresada a través de una composición visual que refleja la interpretación íntima y emocional del artista sobre el mundo que le rodea. En el ámbito de las artes plásticas, el “Simbiosismo” representa un salto cualitativo y cuantitativo en cuanto a técnicas y procedimientos. Frente a la persistencia de métodos tradicionales, introduce una integración inédita entre lo pictórico y lo fotográfico, situando nuevamente a la pintura en el centro de la vanguardia artística y tecnológica contemporánea. El “Arte Simbiótico” no pretende imitar ni reproducir aquello que ya ha sido creado, sino generar nuevas realidades visuales imposibles de alcanzar mediante los recursos convencionales del pincel y la mano. La precisión, el detalle y la fluidez que aportan los nuevos medios tecnológicos resultan indispensables para materializar esta visión, convirtiéndose en pilares fundamentales del “Simbiosismo”. Así, el fotógrafo “simbiótico” deja de ser un mero testigo que registra la realidad para convertirse en protagonista activo del proceso creativo. Su rol se amplía: no sólo capta, sino que también interviene, interpreta y pinta sobre su propia obra. Es, simultáneamente, fotógrafo y pintor, creador de una nueva síntesis donde imagen y pensamiento confluyen en una unidad simbiótica que redefine los límites entre lo real y lo imaginado.
“El Simbiosimo como tendencia, pretende ser elemento transgresor instaurado con el firme propósito de revertir ese implantado estereotipo que hace de la imagen fundamento y premisa de nuestras vidas.
Crea obras cuya realidad efectiva "imagen de la cual parte y que parece ser evidente e innegable" se desvanece con idéntica facilidad con que lo hace la propia ficción.
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Filosofía del
"ARTE SIMBIÓTICO"
El “Simbiosismo” constituye un método artístico que se fundamenta esencialmente en una forma particular de generar obras pictóricas a partir de un propósito primordial: liberarnos de la falsa concepción que nos induce a creer que las imágenes representan una premisa indudable de realidad. La imagen ejerce sobre nosotros un poder de condicionamiento. De manera casi inconsciente, asumimos que las imágenes ofrecen una representación fiel y objetiva del mundo visible. Sin embargo, el desarrollo tecnológico ha alcanzado un grado tal que ya no resulta posible distinguir con claridad entre lo real y lo ficticio. Esta confusión progresiva augura un escenario en el que múltiples construcciones irreales comenzarán a interferir y a modelar nuestras percepciones cotidianas. En este contexto, el “Simbiosismo” se erige como una transgresión frente al estereotipo de realidad que limita la capacidad del pensamiento para asentarse en la certeza. A través de su práctica, se revela que toda imagen puede ser deconstruida con facilidad y que, más allá de su apariencia, coexisten otras realidades igualmente legítimas, aunque menos evidentes. El “Simbiosismo” no se define por la restricción temática ni por la adhesión exclusiva a una tendencia estética específica. Por el contrario, constituye un método abierto que acoge la figuración y la abstracción, el realismo, el impresionismo, el fauvismo, el surrealismo, el expresionismo y otras corrientes, tanto históricas como contemporáneas, integrándolas en un proceso de simbiosis creativa que trasciende sus límites formales.

¿Qué es el
"SIMBIOSISMO"?
El “Simbiosismo”, en su praxis, se manifiesta como una forma de pintura ejecutada mediante procedimientos digitales, sustentada técnica y conceptualmente en la composición -total o parcial- de un “collage” fotográfico. Las imágenes empleadas en dicho proceso constituyen siempre el resultado creativo original del propio artista, elemento esencial que distingue esta corriente de otras prácticas contemporáneas. Este método se concibe como una técnica o herramienta complementaria a las disciplinas pictóricas tradicionales -como el óleo, la acuarela, el pastel o el acrílico-, integrándose dentro del amplio espectro de los recursos expresivos de la pintura. Su desarrollo se apoya en las posibilidades que las nuevas tecnologías han puesto al servicio de la creación artística, contribuyendo así a modernizar, evolucionar y dinamizar los modos y procesos plásticos preexistentes. El “Simbiosismo” amplía los procedimientos artísticos convencionales, ofreciendo nuevas vías de exploración creativa y expresión visual, sin desvincularse en ningún momento de los principios fundamentales del arte: la destreza técnica, el dominio del medio, la experiencia y el conocimiento. Estos atributos, inseparables del quehacer artístico, deben coexistir con los factores ineludibles del ingenio y la creatividad, pilares esenciales de toda obra genuina. En la actualidad, el arte pictórico tradicional enfrenta una creciente limitación de recursos que amenaza con conducirlo a la repetición y al estancamiento si no se abre a las transformaciones que las innovaciones tecnológicas ofrecen de manera continua. En este contexto, el “Simbiosismo” emerge como una nueva tendencia artística, resultado directo del aprovechamiento consciente y creativo de dichos avances, dotando al arte de nuevas energías, lenguajes y posibilidades expresivas.

"Simbiosismo" y
RETOQUE FOTOGRÁFICO
La diferencia esencial entre el “Simbiosismo” y el retoque fotográfico radica en la finalidad y el propósito que orientan ambos procesos. Mientras que el retoque fotográfico persigue, a través de la manipulación digital de las imágenes, mejorar o embellecer de manera notable el resultado visual final, el “Simbiosismo” tiene un objetivo de naturaleza artística y conceptual distinto: utilizar la fotografía como base cromática y estructural, es decir, como paleta y soporte sobre el cual construir nuevas obras. En este sentido, el “Simbiosismo” emplea determinados recursos del “collage” -en ocasiones inspirados en corrientes artísticas precedentes-, pero con la finalidad de transformar radicalmente la imagen de partida, generando una composición visual totalmente distinta en forma, contenido y significado. Dicho de otro modo, el “Simbiosismo” “descompone” las fotografías originales, reinterpretándolas y reorganizándolas hasta conformar una obra nueva, dotada de una concepción y un sentido propios, independientes del material inicial. En esta metodología, las imágenes de origen pueden entenderse simultáneamente como bocetos preliminares y materia pictórica, análogas al óleo que impregna el lienzo en la pintura tradicional. Es fundamental subrayar que, dentro del marco del Arte Simbiótico, tanto las fotografías como los elementos pictóricos y compositivos deben ser creación exclusiva del propio artista. De este modo, cada obra constituye un prototipo íntegro, desarrollado por el autor desde la génesis fotográfica hasta la culminación del proceso plástico, garantizando así la unidad creativa, conceptual y estética del resultado final.
Todo comienza con el análisis y la opinión crítica de unos hechos y acontecimientos...
...para desembocar en una metáfora visual, o lo que es lo mismo "una transcripción alterada hecha imagen de cualquier definición, concepto o explicación"
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El Artista
"SIMBIÓTICO"
El Artista “Simbiótico” puede definirse como una figura híbrida que aúna las competencias del fotógrafo y del pintor. Se trata de un creador doblemente cualificado, que integra ambos medios -la fotografía y la pintura- en un único proceso de elaboración artística, siendo todas las fases de origen, procedencia y creación resultado exclusivo de su propia autoría. Su producción se fundamenta en la fusión deliberada y funcional de dos lenguajes expresivos tradicionalmente diferenciados, los cuales, gracias a los avances tecnológicos, pueden hoy coexistir y complementarse dentro de un formato unificado. La ejecución de la obra se desarrolla mediante sistemas digitales y herramientas informáticas, lo que implica un desplazamiento consciente de las técnicas manuales tradicionales, consideradas en este contexto como superadas o transformadas por los nuevos medios. Esta transición hacia lo digital no disminuye el rigor artístico, sino que otorga mayor agilidad, precisión y fluidez en el proceso de creación y culminación de la obra. Desde una perspectiva ética y jurídica, la legitimidad del método simbiótico se sustenta en la transparencia del proceso creativo, siendo recomendable que el artista muestre o documente las fotografías originales que intervienen en la composición final. Estas imágenes constituyen la base material y conceptual del trabajo, y su presentación respalda la autenticidad y coherencia de la obra dentro del marco del Arte “Simbiótico”. El Artista Simbiótico no se limita a generar obras de elevado valor estético, sino que integra en ellas una dimensión narrativa y reflexiva, aportando un testimonio, argumento o razonamiento que amplía el sentido de la imagen. Dichos elementos pueden surgir de relatos, crónicas o meditaciones personales que sustentan el motivo de la creación. En todos los casos, esta práctica propicia un diálogo activo entre la visión y la cognición, estableciendo una correlación significativa entre la experiencia perceptiva del espectador y la profundidad conceptual de la obra.

Una nueva óptica para entender
EL ARTE
Es indudable que una buena fotografía puede, por sí misma, constituir una composición visual de gran valor plástico, capaz de asemejarse a un cuadro en su equilibrio formal y estético. Sin embargo, la fotografía se caracteriza esencialmente por ser el testimonio fiel de un instante: un fragmento detenido del tiempo que documenta un suceso o acontecimiento concreto. Su capacidad expresiva, aunque significativa, permanece circunscrita a la representación de un momento limitado, a la huella de lo acontecido en un intervalo temporal finito. En cambio, el “Simbiosismo” trasciende esta condición de inmediatez. Su propósito no es únicamente reproducir o registrar, sino narrar y representar simultáneamente un conjunto de acontecimientos o emociones que se prolongan y evolucionan en el tiempo. De este modo, el “Simbiosismo” amplía la temporalidad de la imagen, integrando en ella una dimensión narrativa que supera la mera reproducción de lo visible. El “Simbiosismo” reivindica para el arte contemporáneo uno de los principios fundamentales de toda obra pictórica: el contenido. Recupera la relevancia del mensaje como elemento central del proceso creativo, de modo que la idea o significado adquiera una importancia equivalente a la forma, la estética o la técnica. Esta orientación supone una ruptura consciente con la trivialidad, la banalidad y la superficialidad que con frecuencia caracterizan ciertas expresiones del arte actual, al que el propio movimiento simbiótico denomina “arte vago”. Esta tendencia propone, por tanto, un retorno a la profundidad conceptual, invitando al artista a revelar el sentido, la intención o el fundamento racional de cada una de sus obras. Tal exigencia no constituye una restricción, sino una forma de autenticidad intelectual y estética, un medio para escapar de la superficialidad con la que a menudo se percibe el arte contemporáneo, y restablecer un vínculo más profundo entre la obra y el espectador. Hasta ahora era habitual que el artista se limitara a formular una idea simple y, a partir de ella, construir una estructura teórica o discursiva que pretendía justificar su universo creativo. El “Simbiosismo”, en cambio, plantea un proceso inverso: el mensaje, el contenido y la reflexión son el punto de partida real de la obra, y no una justificación añadida a posteriori.

Principales Características del
"SIMBIOSISMO"
El Arte Simbiótico, también denominado “Simbiosismo”, se configura estructuralmente como una propuesta artística renovadora que, en su esencia, disuelve la frontera histórica entre la fotografía y la pintura. Mientras la pintura, a través del “hiperrealismo y el fotorrealismo”, ha buscado aproximarse a la precisión visual propia del arte fotográfico, la fotografía, por su parte, nunca había logrado aproximarse al estatuto pictórico en términos expresivos, conceptuales y poéticos. El “Simbiosismo” propone, por tanto, una reconciliación de ambos lenguajes, integrándolos en un mismo proceso creativo. Esta corriente recupera para el arte contemporáneo la senda que le otorga su dimensión comunicativa y racional, característica inherente a su desarrollo histórico. De este modo, la obra simbiótica trasciende su condición ornamental o decorativa, para reafirmarse como vehículo de pensamiento y reflexión. Su objetivo no es únicamente el placer estético, sino la activación de la participación del observador, invitándolo a interactuar intelectualmente con la obra: a leer su mensaje, extraer conclusiones, reflexionar e indagar en la búsqueda de elementos simbólicos o imágenes ocultas que conforman su estructura profunda. El “Simbiosismo”adopta en su método expresivo recursos y estrategias provenientes de diversas corrientes artísticas, tanto de las tradicionales como de las más vanguardistas, rearticulándolas bajo una nueva concepción visual sustentada en los medios digitales. En definitiva, el “Simbiosismo” se sitúa en el primer plano de las grandes tendencias artísticas contemporáneas, al constituir un intento decidido de otorgar al arte digital el reconocimiento pleno como medio expresivo de primer orden, dignificado al nivel de las artes mayores que le precedieron. En síntesis: El “Simbiosismo” propone una nueva metodología artística, sustentada en el empleo de las nuevas tecnologías como herramientas de creación, las cuales agilizan los procesos y conceden al artista mayor libertad temporal y expresiva. Si el “hiperrealismo” buscó convertir la pintura en fotografía, el “Simbiosismo” —en una de sus vertientes— transforma la fotografía en pintura, invirtiendo así la dirección de aquel proceso. Entre sus múltiples dimensiones, el “Simbiosismo” se define como una síntesis creativa de fotografía y pintura, ambas ejecutadas íntegramente por el mismo artista, garantizando la unidad autoral y conceptual del resultado final. La exposición pública de una obra simbiótica requiere necesariamente la presentación conjunta de la obra pictórica final y de las fotografías originales que formaron parte de su proceso de creación, en un gesto de transparencia y coherencia metodológica. El “Simbiosismo” tiene como propósito primordial narrar, representar y reflexionar. Se orienta tanto a contar historias, plasmar ideas y pensamientos, como a explorar vertientes de expresionismo puro, según las intenciones del artista. El Artista Simbiótico se reconoce, en consecuencia, como pintor y fotógrafo simultáneamente, y valora ambas disciplinas con igual intensidad. No pretende renunciar a ninguna de ellas, sino más bien fundirlas en una unidad indivisible, construyendo a partir de su convergencia un nuevo territorio para el arte contemporáneo.
Ya no necesitamos de la pintura, ni de los pintores...
Los fotopintores con la fotografía, sustituyen perfectamente a cualquier pintor, en modo, estilo u tendencia cualesquiera
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