El ser humano es un elemento tremendamente débil e inseguro de sí mismo, es por ello que necesita de una instancia superior bajo la cual sentirse protegido que a su vez le sirva de guía y referencia. La ciencia descubre poco a poco que la existencia y la creencia en un Dios es algo insostenible, lo que ha dado lugar a un cambio de valores. El siglo XX supuso el auge y la consumación de los mitos, personajes cinematográficos o musicales unas veces humanos y otras de ficción a los que se ha elevado a la posición de divinidades. Seres dotados de increíbles poderes, artilugios, verborrea, carisma o disfraz capaz de ubicarlos en la estratosfera del resto de los mortales. El siglo XXI será sin duda la consumación y a la vez la caída de todos esos mitos. Cuando esto suceda posiblemente se atisbe la llegada de una depresión moral en la sociedad, quizás de una decadencia del ser humano, entre otras causas debido a la absoluta pérdida de valores. Esto no es una predicción es intuición y sentido común.

"Esto es algo tan antiguo como la historia del individuo que permaneció la mayor parte de su vida encerrado en una cueva, tal y como narra el "Mito de la caverna" de Platón. Pensó tener pleno conocimiento de la realidad exterior cuando en verdad lo que sus ojos veían eran tan sólo las sombras proyectadas en el interior de su cueva, lo que es tan sólo una pequeña y engañosa parte de la realidad.”

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”