Dialéctica y fundamento razonado origen de la obra
Los acontecimientos parecen corroborar que los intolerantes poseen una hábil destreza para acaparar en mayor medida la atención, la estima y el interés público. Bien es cierto que no siempre lo hacen de manera sincera y honesta, pero saben muy bien cómo solapar y acallar, aún con supina ignorancia, cualquier argumento que se les ponga por delante sin que ello les suponga reconocer complejo o dubitación alguna en cualquiera de sus numerosas tergiversaciones e intencionadas y equívocas afirmaciones a lo largo de sus intervenciones, siempre eso sí arropados por una fraudulenta propaganda. Su manera de actuar y proceder parte de la idea de tomar a la población por imbécil sobrevalorando su carismática puesta en escena. Es por esto precisamente por lo que de cualquier situación saben sacar partido con solo manipular datos y la evidente realidad por muy incuestionable que resulte. Se mantienen firmes en sus prerrogativas porque los condescendientes no les exigen explicaciones ni rebaten sobre sus absurdas e irracionales ideas, simplemente las ignoran, pero de ese desinterés es de donde obtienen beneficio los sectarios. Jamás les interesará un debate cara a cara en el cual se traten problemas reales, es más los eluden porque verían como sus premisas se desmontan con la facilidad con la que se desmoronan grandes castillos de arena. Aquellos que disponen de una mente abierta no prejuzgan la variedad y la diversidad, es más con demasiada inocencia también dan por hecho la verdad y la sinceridad en el contrario, admitiendo con suma facilidad que entre ellos conviven todo un variopinto espectro de personas de muy distintas peculiaridades, aun asintiendo que de esa laxitud y excesiva transigencia se aprovechan quiénes bajo subterfugio parten con la idea clara de hacer prevalecer su credo por encima de cualquier otro. Pero silenciosa y sigilosamente conviven ambos en el mismo terreno hasta que quienes trabajan con doble intencionalidad logran hacerse poco a poco con los centros de mando y del poder, momento en el cual aprovechan para someter a quién no comulga o respeta su orden impuesto. De ahí que la tiranía siempre esté presente, eso sí, apoyada en el fanatismo y sin embargo la convivencia en paz tolerante e igualitaria apenas tendrá recorrido durante cortos y pausados periodos de tiempo. Sin duda la falta de diversidad empobrece a las culturas y enriquece en caso contrario, de ahí que como conclusión se pueda afirmar que la doctrina de la tiranía y el autoritarismo forma parte de un ciclo regresivo y decadente de la civilización.
"Equívocamente ya desde la infancia se le otorga excesiva importancia y protagonismo a quienes muestran o aparentan tener dotes de líder y de liderazgo y éste es un erróneo concepto para prejuzgar las cualidades de éxito de un individuo. El buen adalid y dirigente no se autoimpone, no toma el mando por su propio fuero ni se le presupone, es la multitud quien le reafirma en su puesto aupado por la sucesión de logros"
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”