El trastorno histriónico de la personalidad se caracteriza por un exceso de protagonismo y la constante necesidad de buscar el modo con el que atraer la atención. Egocentrismo, hedonismo y un comportamiento manipulador son aspectos que convergen en este tipo de conducta con el único fin de alcanzar pretendidos objetivos. Pero sin duda si analizamos entre los parámetros de búsqueda de la gran mayoría de entidades que demandan puestos de trabajo con cierto nivel de responsabilidad, encontramos como particularidad destacada preferentemente un tipo de individuo que ha de estar dotado de cualidades como la seguridad en sí mismo, la autoestima, la capacidad de decisión y la facilidad de inducir al resto de personas de su entorno (trabajadores a su cargo o clientes a los que ha de hacer ver lo que difícilmente resulta obvio) algo que de manera maqueada y llevado a extremo son características similares, cuando no idénticas a las del arquetipo histriónico. En una palabra, prevalece cada vez más un tipo de individuo que tiende a ser incapaz de escuchar, atender y comprender al resto por incompatibilidad con su propia manera de ser. Es aquel que siempre creerá estar o tener razones para estar en lo cierto y que no admitirá que se pongan en duda sus reflexiones. Mezclará siempre su metodología de trabajo con su vida personal y que difícilmente estará en disposición de ponerse en la piel del que tiene en frente.

"Nuestra personalidad comienza a tomar forma en el mismo instante en que somos capaces de establecer una mentira sobre la que sustentar nuestra vida."

““Cálculo regresivo” es parte del título de una serie secuencial de obras que, incorporando la ordenada merma de cada uno de los años acaecidos, pretenden hacer recuento ilustrado de las causas que inducen a la progresiva involución del modelo de sociedad actual.”