Resulta impredecible saber cómo actuará cada ser humano ante las mismas circunstancias. No existe manual capaz de dar explicación a tan diferente modo de comportamiento, pero sin duda es fácil a simple vista percatarse de la facultad que caracteriza a algunos individuos para negarse a seguir las pautas establecidas. Llegado el caso quizás, puede que éstos no se sientan resueltamente capaces de respetar aquellas normas aprobadas y acordadas por la mayoría de ciudadanos con el fin único de lograr una convivencia pacífica y haciendo inciso punto podríamos afirmar que en la mayoría de ocasiones apenas les inquieta prestar atención por actuar de un modo sigiloso y prudente, lo que nos hace reflexionar acerca de si realmente pretenden o tienen interés alguno en hacer prevalecer el civismo. Pero sin pretender hacer de esto una justificación y aplicando los mismos parámetros de evaluación en un ejercicio de amplitud de miras, es fácil darse cuenta que bajo ese mismo "modus operandi" actúan individuos de todos los estratos y niveles, desde los más implicados e involucrados en mostrar público motivo de repulsa a quienes lo incumplen, hasta aquellos que se proclamaron como artífices de forjar la instauración de dichas normas. La enorme y abismal diferencia reside tan solo en que estos últimos lo hacen de una manera más cauta, discreta y menos descarada, pero las infracciones en las que inciden suelen ser de bastante mayor cuantía y gravedad. Estamos instalados en la estafa y la burda mentira y resulta alarmante comprobar la debilidad de nuestros dirigentes. Carecemos de representantes dispuestos a dar ejemplo.

“Nuestros deberes, quehaceres y saberes nos han hecho establecer diferentes estratos sociales que permitan otorgar puestos de mayor responsabilidad y complejidad a quienes demuestren estar mejor preparados, de esa manera nos resulta posible alcanzar cotas más altas en nuestro nivel de desarrollo, pero en la ventaja que otorga el hecho de disponer de un cargo superior juega en contra la debilidad de la persona y en ello no existe distinción entre niveles.”

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”