Somos animales que desarrollan su vida bajo pautas y hábitos establecidos de antemano. Muchas de esas costumbres, que podríamos denominar como "primarias" son asumidas de forma heredada y se siguen manteniendo a igual manera por acto reflejo, comodidad y eficacia. A otras prácticas se opta por interés y conveniencia resultado de una necesidad y aunque se adquieren de forma voluntaria, son procedimientos auto-impuestas por el entorno y circunstancia de cada individuo y por último muchas otras se adquieren a partir de una particular e individual experiencia. El procedimiento parte siempre de una prueba o un suceso novedoso que si gusta, casi con toda seguridad repetiremos y si ello se vuelve placentero, haremos de eso una costumbre, hábito o rutina. A partir de haber establecido unas pautas de funcionamiento nos iremos acomodando en la complacencia, pero no son precisamente la rutina y la inercia los mejores aliados para mantener activa y sana la actividad neuronal del cerebro, lo que a la larga ese conformismo en el que nos acomodamos allana el camino hacia un prematuro envejecimiento.

"La oxidación, rigidez y necrosis neuronal son parte de los visibles síntomas de un envejecimiento prematuro, favorecido y acelerado sin duda por la merma de actividad cerebral."

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”