20 Años han transcurrido ya desde que se desplomaron las torres gemelas del "World Trade Center" de New York como resultado a los atentados ocasionados por la organización terrorista yihadista e islamista Al-Qaeda, provocando un colapso de efectos nunca antes conocidos en los que la estupefacción, la impotencia y la frustración se apoderaron del mundo y a pesar de que ya nada es igual ni es lo mismo, en poco o nada han cambiado las formas y los métodos de actuación cuando de resolver conflictos se trata. En 2001 una minoría radical de tintes religiosos con métodos de actuación sanguinaria y perversa autofinanciada con dinero en muchos casos sucio, manchado en sangre y a cuyo líder procuro no otorgar publicidad por lo cual omito su desgraciado nombre, que pretendió liderar oposición al dominio y a la mentalidad de lo que supuestamente era por entonces la supremacía occidental en la que se apoyó para obtener su sabiduría y conocimiento, proyectó y llevó a cabo el secuestro de varias aeronaves comerciales repletas de inocentes vidas que utilizó como arma homicida para hacerlas estrellar y con ello reventar distintos edificios emblemáticos del país que lideraba la economía mundial, EEUU. Hoy en día para este país que intenta restaurar su autoestima, este suceso es una herida abierta que le cuesta digerir e incluso para quienes no somos estadounidenses pero que lo vivimos en diferido a través de los medios de comunicación, nos resulta en cualquier caso difícil de asumir. Fue algo tan trágico como increíble y tan dramático como esperpéntico cuando observamos caso a caso cada uno de los testimonios que han quedado grabados en la memoria para los anales de la historia de tantas personas que se vieron en la obligación de acabar sus días atrapados en tal circunstancia, que aún pasados los años no por menos continúa erizando el vello e induce a maldecir todo cuanto tiene cariz y tinte a sabor humano. He tardado tiempo en afrontar plásticamente el tema y en hacer balance recordatorio de tal suceso pues reconozco que aún a mí me ha resultado doloroso aceptar que éste haya sido un procedimiento ideado por el ser humano útil para reivindicar descontento y defender ideas, credos y propósitos. He maldecido todo cuanto se aproximó al ser humano y he tenido que hacer grandes esfuerzos por superar mi misantropía y tan sólo es ahora cuando me considero psicológicamente preparado y con fuerzas para abordar el tema.

"La expresión Zona cero tiene su primer uso en relación al bombardeo de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki refiriéndose a la parte del suelo inmediatamente debajo de una explosión provocado por una bomba en el caso de un arma nuclear. Posteriormente la prensa y el gobierno estadounidense adoptaron esta expresión para denominar al solar en el que se encontraban los dos edificios principales del World Trade Center de Nueva York, las Torres Gemelas, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001"

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”