Se ha tocado techo y por fin hemos logrado que prime el tamaño, esa magnitud en la que prevalece lo grande, como bien dice el refrán "ande o no ande" y lo hace en casi todos los aspectos de la vida. Esto no se apoya más que una que cuestión de imagen, apariencia y rentabilidad, no tanto de eficacia y eficiencia, algo que parece aún más evidente en la economía. Un coloso impone y sobrecoge a pesar de tener pies de barro o de carecer de una fuerte naturaleza, pero ser o participar de algo grande nos infunde confianza y seguridad, tal vez nos hace sentirnos arropados y protegidos, eso sí, por algo tan ficticio como desconocido. Es por ello que prevalece, como bien reza el dicho, que el "El pez grande se come al chico" y las empresas no hacen sino ambicionar el crecimiento, asociarse o absorber a la competencia para acaparar una mayor cuota de mercado, llegar a constituirse en grandes corporaciones e imperios multinacionales que tengan presencia en cualquier rincón del mundo, eso al parecer hasta nos enorgullece. Pero todo tiene sus contraprestaciones y en esta imparable espiral, los grandes operadores se expanden y se vuelven cada vez más poderosos, hasta tal punto de lograr establecer sus propias reglas allí donde desembarcan, lo cual en muchos casos crea múltiples ataduras y dependencia a los propios gobiernos, a los que se les aborda y convierte en rehenes de sus imposiciones, todo con tal de atraer una buena inversión de capital que permita la capacidad de crear puestos de trabajo. En realidad, son máquinas de capitalizar dinero y resulta fácil intuir que lo que persiguen es utilizar mano de obra barata a quien, si les es posible, exprimir e incluso explotar con interminables e inhumanas jornadas de trabajo, con sueldos que en sus propios países de origen les serían intolerables, falsa idea de riqueza para el país que los acoge. Como si el mundo fuera ámbito exclusivamente suyo, ubican como emplazamiento su sede principal en aquellos lugares en los cuales les resulte más fácil o menos oneroso el gravamen de impuestos. En esa espiral los grandes almacenes consiguen arrasar con el pequeño y minorista negocio familiar que uno tras otro cae, teniendo como única alternativa cerrar. Cierta pena produce toda esa pérdida de actividad comercial, de tránsito y de vida que desaparece de las ciudades, las empobrece y deshumaniza. En realidad, utilizan toda su influencia y su potencial para apartar del camino a cuánto les entorpece y esto no es otra cosa sino un abuso de poder, un enorme apetito por devorar que conduce como única alternativa a ser grande o a desaparecer. Pero en realidad estos gigantes, como lo son todo tipo de mastodontes, resultan ser moles difíciles de mover, torpes de actuar y a pesar de las apabullantes estrategias que proyectan con premeditación para barrer del mercado a los competidores, en realidad con movimientos rápidos y cambios bruscos en el mercado se vuelven débiles, incapaces de reaccionar y de poner en marcha toda su maquinaria con premura para actuar a tiempo ante estrategias repentinas, ello les puede hacer caer con sencilla facilidad. El problema se plantea en el momento que una vez que se han establecido como pilar prioritario de la economía, al venirse abajo un coloso de tal magnitud no por menos arrastra con él a toda una ristra de operadores logísticos que dependen de él y de su empuje creando no sólo una auténtica crisis bursátil, sino también la falta de suministro y terribles carencias en el mercado.

"En realidad es indiferente que existan o no reyes y emperadores absolutistas, siempre habrá y quedarán todopoderosos imperios económicos que dicten las normas del mercado y a su vez de nuestros hábitos"

“”Fotosíntesis” otorga título a un conjunto de obras cuya ejecución se resuelve de manera mucho más minimalista y simple. Su nombre tiene una doble connotación que hace referencia por un lado a su origen plástico, partiendo siempre de una funcionalidad más estética y práctica acorde al gusto imperante de los tiempos y por otra asociada al nombre científico que justifica el proceso por el cual lo inorgánico se convierte en orgánico mediante el uso de la luz”