Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
La vida es básicamente un compendio de experiencias. Se aprende con experiencias y se solventan dificultades con la suma de conocimientos que estas nos aportan. Las malas experiencias en su mayor parte vienen dadas por sí solas, por la propia dinámica de la actividad y movilidad, de la dificultad, el desconocimiento y el error humano y sin embargo casi siempre las buenas nacen producto de fomentarlas, trabajarlas o pagarlas. Todo nuestro placentero disfrute tiene como fin último vivir o revivir nuevas experiencias. Las malas y traumáticas nos recuerdan que se ha de estar en continua alerta de los peligros que corremos en ciertas circunstancias. Para saber si merece o no la pena vivir una experiencia se ha de apostar por vivirla. Nunca se sabrá si algo ha merecido la pena vivirlo si al menos no se opta por hacer la prueba. Nuestros márgenes de sensatez son los que han de poner límite a qué experiencias nos apetece o interesa probar, calculando si el riesgo que conlleva lo compensa. Las experiencias que otros han vivido han de ser una referencia válida para establecer esos márgenes de sensatez, pero nunca han de ser motivo único exclusivo para inclinarse a decidir por su abandono.
“Dejarse llevar por la idea de experimentar nuevas sensaciones es entrar de lleno en el vacío, una gran dosis de estímulo para incentivar la sensación de estar vivo, pero un desmedido y elevado riesgo sin una sólida base de cordura. La madurez es fundamental en el momento oportuno para evaluar el riesgo.”
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”