Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
En una parte de individuos el acto de observar cómo brota la sangre les ocasiona involuntariamente un estado de suspensión de los sentidos próximo al trance hipnótico, lo que le puede ocasionar cierta indisposición provocada habitualmente por la bajada de tensión. El ejercicio del acto sexual en cambio conduce a una situación contrapuesta dominada por la alteración y sobreexcitación. Ambos, sangre y sexo puntos extremos de una misma naturaleza forman un inmejorable tándem como recurso fácil para tocar la fibra sensible del ser humano. En el mundo del espectáculo se opta recurrentemente por esta opción y en sus performances los actores intentan cada vez más extralimitarse en sus maneras optando por dar un paso más en un intento por impresionar, sobrecoger y atrapar el espíritu morboso del público. Provocar o escandalizar con obras u exhibiciones que incluyan un alto contenido de alguno de estos elementos es casi garantía de éxito en cuanto a audiencia se refiere. No importa dejar de lado la plasticidad del acto si la provocación supera a la admiración. El espectador sale confuso, ciertamente perplejo y por ello sorprendido, pero quedan dudas acerca de si su asombro es resultado de la estupefacción o lleva implícito un ánimo halagador, lo que implica que tampoco acabe defraudado. Este axioma que ha dado tan excelentes resultados se ha extrapolado a todos los ámbitos del arte y la representación. Parece que herir u ofender de forma mesurada la sensibilidad del espectador no es un inconveniente siempre y cuando el factor sorpresa esté presente.
"En escena las sangrías y las orgías, estén o no justificadas en el argumento, magnetizan la curiosidad del público. A día de hoy resulta rentable mercadear con la provocación. ¿Por qué ser provocador o rozar el libertinaje resulta productivo y ser moderado o comedido contraproducente...? ¿Por qué idolatramos a aquellos que sobrepasaron el límite si precisamente representan lo que negamos como ejemplo..?."
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”