Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
No se elige el lugar en el que se nace, nuestros progenitores son quienes poseen esa potestad y ellos son quienes asumen la responsabilidad de hacer que nuestra vida se desarrolle sanamente y con éxito. Somos sujetos formados y familiarizados con el entorno más cercano, en él aprendemos a vivir y nos desenvolvemos con destreza formando parte de una comunidad de mayor o menor magnitud con la que interactuamos y ejercemos un papel que a la larga será quien nos defina e identifique respecto al resto de individuos dentro de esa entidad. Más allá de ese entorno todo cuanto acontece es una confluencia de asuntos, intereses y propósitos políticos que por muy lejano que nos resulte, injieren directamente en nuestra vida y cuyo fin es la salvaguardia de las prioridades de una colectividad mucho más amplia a la que denominamos países. Elegimos libre y voluntariamente quienes han de representar y defender nuestros intereses y en la confianza y autoridad que les conferimos olvidamos que el ser humano es un elemento débil y resulta poco menos que imposible perpetuar su integridad cuando adquiere posiciones que otorgan dispendio de cuantiosos privilegios y una gran facilidad para manipular. Estos a quienes en su día escogimos son capaces de vendernos al mejor postor y hacer de su puesto su propio gobierno, lo que es lo mismo un lugar de dominio e imposición de intereses personales que termina por hacer oídos sordos a las necesidades de sus ciudadanos y obliga cuanto menos al exilio y al destierro a todo aquel que pretenda discrepar o poner en tela de juicio su mandato. Esto sucede por desgracia y cíclicamente más habitualmente de lo deseado. Todos somos parte del lugar en el que hemos nacido y pocos son los que libremente abandonarían su tierra salvo de ser un proscrito o llegar a unas condiciones en las que resulta poco menos que imposible subsistir. A todo ese talento desamortizado, la principal riqueza de un país desaprovechada, no le quedará mayor anhelo que la de algún día poder regresar a sus orígenes, pues al fin y al cabo somos tierra y barro del suelo que nos ha fecundado.
"Familias y pueblos enteros deambulan durante miles de kilómetros hasta llegar a zonas fronterizas y países que les quieran acoger escapando de la precariedad y la tiranía. Un problema que ni los que huyen ni los que acogen desean padecer. El problema estriba en que no son los migrantes, sino los desgobiernos los que inducen a la expatriación."
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”