Todo lo que sucede a nuestro alrededor nos empapa de responsabilidad y nos afecta en mayor o menor medida. Todo cuanto observamos o de lo cual participamos nos instruye, modela nuestro aprendizaje y configura la trayectoria de futuro. Resulta por tanto imposible ser testigo sin acabar convirtiéndose en víctima si no se obtiene de ello un óptimo aprendizaje. Vivir situaciones supone adquirir conocimiento, principalmente por medio de experiencias, unas veces gratas y otras menos amables pero todas ellas formativas y de enorme ayuda cara a la madurez. Puede que la ignorancia o un intento de simularla desentendiéndose y eludiendo los problemas nos proporcione cierta complacencia transitoria si lo que pretendemos es eximirnos de un posible remordimiento de conciencia, pero eso de ninguna manera evita el riesgo de que a posteriori se tropiece o caiga en dicho contratiempo con mayor facilidad, ingenuidad y crudeza. Vivir al margen de los acontecimientos nos libera de manera voluntaria de la toma de decisiones pero no evita ni exime del castigo de sufrir y padecer sus consecuencias. De igual modo radicalizar el aprendizaje tendiendo a desequilibrar la balanza sobredimensionando las experiencias negativas genera efectos adversos y perjuicio tanto en el plano personal como en el ámbito colectivo. Hemos condicionado nuestras vidas al hecho de que el aprendizaje se convierta en un requisito necesario e indispensable y no existe manual de conocimiento que lo abarque todo y de manera invariable, pues casi todo cambia continuamente, por lo que para no acabar siendo víctima de nuestra naturaleza, hábitat o de la propia sociedad, se vuelve imprescindible ser testigo, directo o indirecto de cuanto acontece, lo que es lo mismo, absorber y nutrirse diariamente de una ingente cantidad de información.

"Pequeñas parcelas del conocimiento y de la experiencia resultado de sucesos vividos, instruidos y acaecidos en nuestro entorno que agrupados van formando e integrando el eje de la personalidad y el temperamento del individuo."

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”