Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
Hasta ahora no hemos he hecho otra cosa más que ocupar todo nuestro tiempo y nuestro esfuerzo en crear un vehículo capaz de asombrarnos con su enorme potencia, gran velocidad y exuberancia. Hemos avanzado en la ingeniería que ha permitido incrementar paulatinamente la capacidad de su ritmo hasta límites insospechados, disfrutando de la adrenalina que genera sentir cómo la fuerza de empuje mantiene el cuerpo pegado al asiento cuando se acelera, pero también hemos experimentando el peligroso vértigo de llegar a perder el control y el riesgo de malograr la vida. Hemos construido un curioso ingenio con el que competir para ser los primeros, lo que es peor aún, de participar de una carrera sin adversario, sin presión externa, y ese ritmo nos lo hemos auto-impuesto nosotros mismos. Ahora llega ese momento en el cual nos apetece bajar del vehículo o tan simplemente aminorar el ritmo de su marcha y es cuando nos damos cuenta del enorme error de no haberle dotado de un sistema válido de frenado o al menos de un mecanismo para atenuar su marcha, nos vemos en la incapacidad de detenerlo. Se ha establecido una dinámica de aceleración continua del sistema que comienza a generar cierto miedo. De momento tan sólo nos queda cómo única solución dejarnos llevar por la fuerza residual de su empuje para si llegara el momento y no seguimos apretando el pedal aumentando el ritmo, pueda detenerse de “motu proprio” ayudado por la fricción y el rozamiento. Pero si eso no sucede, apenas quedará otra opción que la de confiar en la suerte para que el golpe no sea muy intenso. Nuestra sociedad ha ido creciendo demasiado rápido, nos hemos obsesionado con el crecimiento, el desarrollo y la tecnología, pero no hemos prestado ninguna atención a cómo establecer controles para cuando creamos necesario o la ocasión lo requiera poder apearnos, si no ralentizarlo sin que ello suponga un crack económico mundial. Hoy por hoy nuestra sociedad es un vehículo sin control, una máquina letal, imparable y destructiva que nos supera.
"Preparados para el impacto. Esperemos que una vez más la realidad no supere a la ficción. Una aceleración sin control es indicio de un viaje sin retorno, es la mejor manera de quedarse por el camino"
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”