Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
Velázquez pintó La Coronación de la Virgen con destino al nuevo oratorio de la reina Isabel de Borbón en el Alcázar de Madrid, donde debía completar la serie de nueve pinturas de Fiestas de Nuestra Señora de Alessandro Turchi enviada a Madrid desde Roma. Es su última pintura religiosa. La iconografía de La Coronación de la Virgen velazqueña es tradicional, y sigue modelos anteriores de Durero y El Greco. El angelote arqueado hacia atrás en el lado derecho parece cita de uno similar en un grabado de Schelte a Bolswert según la Asunción de la Virgen de Rubens. Antonio Palomino, que suele ser preciso en la cronología, situó la ejecución de la pintura por la época de La rendición de Breda, que casi con seguridad estaba terminada en abril de 1635. En este tiempo pintó también un cuadro grande historiado de la toma de una plaza por el señor Don Ambrosio Espínola; como también otro de la Coronación de Nuestra Señora, que estaba en el oratorio del cuarto de la Reina en Palacio. Es posible que la obra fuera un encargo de la propia reina, o del rey como regalo para decorar el oratorio de su esposa.
En esta versión en simbiosis el artista ha decidido cambiar algunos elementos de posición, así por ejemplo la paloma que representa al espíritu santo desciende por debajo del halo cenital para situarse entre Dios Padre e hijo Jesucristo. Los ángeles se esbozan bajo tenues matices de movimiento sin concretar, alrededor del faldón de la Virgen y las tonalidades se vuelven ocres y opacas quedando las figuras a contraluz.
Fuente: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-coronacion-de-la-virgen/5f39f2cc-0197-4522-aecf-1d8e3b2e4ae7
“Sine Qua Nom” expresión latina que significa “sin la cual no” hace referencia a una serie de trabajos de inspiración clásica que aborda la tarea de versionar obras de grandes artistas de todos los tiempos que en algún momento han resultado relevantes en la vida, en el aprendizaje y en la personalidad del artista. Tal y como el título indica condición y elemento fundamental en la historia del arte. En ningún momento pretende ser copia o símil de la obra original, simplemente intenta proyectar una visión renovada de síntesis abstracta adaptada a los gustos y la estética de los planteamientos actuales de algunos de los temas que trataron los clásicos.”