Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
Resulta más sencillo propagar la mentira que reconocer la verdad. En muchos casos la verdad supone empaparse en un baño de realidad o mostrar esa parte "non grata" oculta que es mejor y preferible no hacer pública, una opción no siempre agradable, satisfactoria y rentable, de hecho la mentira otorga posibilidad a recrear deseos, anhelos y esperanzas anteriormente fallidas otorgándoles una nueva oportunidad aún a sabiendas de su escasa posibilidad y pobre credibilidad. La aspiración y la ilusión nos llevan a pensar que en un momento u otro nuestros propósitos se cumplirán y aquél que se atreva a tomar las riendas de tan cenagosa empresa para revivir la esperanza colectiva será el virutal ganador de la estima popular. Todo acaba encajando como cual profeta redentor capaz de conducir a su pueblo hacia la liberación, momento éste que en realidad no acaba por llegar nunca. Preferimos apartar y olvidarnos de esa realidad que nos suele parecer ciertamente cruda y vivir engatusados por la idea de que el paraíso existe y es más, también posible. La verdad tiene múltiples interpretaciones, tantas como las tiene la mentira y con suma facilidad ambas solapan a razón de cómo se entienda o interese al interlocutor interpretar y exponer los argumentos para que estos resulten de su conveniencia. Bajo esa excusa y sin remordimiento, se llega a jurar en falso o a ejercer acto de juramento en la toma de posesión de cargos y encomiendas a sabiendas de no tener posibilidad de cumplirlo y lo que es más penoso, disposición por mantener lealtad a lo prometido. Esto se tolera porque existe escaso empeño en sancionar la falta a la verdad. Someterse solemnemente a los preceptos constitucionales de un país, a estatutos o cargos públicos no es impedimento para dar manga ancha al uso de la falsedad y la calumnia, no mermando ni desacreditando por ello la imagen del personaje. Por desgracia hace tiempo que la palabra perdió solidez y validez testimonial, lo que condujo a la necesidad de crear un estamento legislativo a fin de garantizar el cumplimiento de lo prometido.
"La estéril e inútil práctica de recrear actos protocolarios. Auspiciados bajo disculpa. Posiblemente el que inventó la mentira fue porque tubo siempre claro que jamás triunfaría diciendo la verdad"
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”