Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
Resulta pretenciosa labor, quizás inútil, tratar de cambiar radicalmente la idiosincrasia y la singularidad de una persona, más aún cuando se intenta llevar a cabo de manera impuesta y con menor resultado si cabe, si el individuo ha alcanzado ya cierta etapa de madurez en la vida. Hemos de asumir que una vez logrado pleno desarrollo, toda persona ha forjado su personalidad como un todo dentro de una entidad compacta y salvo excepciones existe poca capacidad y margen de cambio en su comportamiento, así como en la manera de actuar, de por medio él es en gran medida quien ha elegido cuáles son los elementos con los que socializar y con los que rodearse. En los primeros años de la vida es cuando el ser humano tiene mayor permeabilidad para absorber todo cuanto observa o se le inculca. Es un período de fácil manejabilidad en la que el aprendizaje, la educación y los hábitos de vida que le llegan del exterior son fundamentales, esto será cuanto principalmente construya su personalidad y el carácter que le hará ese elemento único, diferente y característico como sujeto, todo ello unido a sus inseparables peculiaridades genéticas y el factor socio-cultural, siendo este último en cierta medida quien le permitirá ir evolucionando con respecto a su correlación con el ambiente u entorno que le rodea. Nuestra esencia e identidad se forjan amparadas en nuestro desarrollo y ligadas a la recíproca interacción que establecemos con el resto de individuos, por tanto, intentar que eso cambie de manera repentina es algo menos que imposible e inusual sin antes extraer o extrapolar al sujeto a un entorno fuera de su ámbito cotidiano. Ahora eso sí, a igual modo, existe una única forma capaz de cambiar visiblemente su persona, pero esto casi siempre viene dado de motu propio con una asumida y adoptada decisión particular de romper con todo para dar lugar a un nuevo comienzo. Con todo ello vemos por tanto que resulta complejo lograr hacer de nuestra esencia algo estable e inalterable tanto en el carácter como en la manera de actuar. En la mayoría de casos incluso nosotros mismos apenas conocemos cual es el límite de nuestras posibilidades y capacidades, el aguante por ejemplo de nuestra paciencia, de nuestras pautas y el proceder ante el resultado de nuestros actos, pues somos parte inteligencia y gran parte intuición sobre la que aún pesa enormemente una aptitud refleja, impulsiva e instintiva. Somos cual somos, tal y como actuamos y procedemos en el momento presente en y con el que se convive y eso no es siempre previsible ni proyectable, por tanto, esta idiosincrasia nos vuelve complejos y hace de nuestra relación en convivencia un asunto difícil y delicado. Deberemos de asumir que somos ambivalentes y por ello tan cambiantes como por igual con el tiempo poco moldeables. Esa persona en cuyo cuerpo moramos muy posiblemente evolucionará y cambiará, casi con total seguridad pasados cierta cantidad de años no será la misma que fuimos o conocimos, de ahí que cuando se pretenda el acercamiento a un individuo en concreto se habrá de estar predispuesto a conjugar ideas y evolución si cuanto se busca es el acercamiento o una aproximación. Esta es quizás de alguna manera la única forma de emparejar modos y hábitos de vida algo dispares. Somos lo que somos, elemento de cuerpo cierto y como tal así lo hemos de asumir si lo que se pretende es el éxito en conjunto.
“El temperamento es la peculiaridad e intensidad individual de los afectos psíquicos y de la estructura dominante de humor y motivación. Es la manera natural con que un ser humano interactúa con el entorno. Puede ser hereditario y no influyen factores externos; es la capa instintivo-afectiva de la personalidad, sobre la cual la inteligencia y la voluntad modelarán el carácter, ocupa también la habilidad para adaptarse, el estado de ánimo, la intensidad, el nivel de actividad, la accesibilidad, y la regularidad; el temperamento es la naturaleza general de la personalidad de un individuo, basada las características del tipo de sistema nervioso”.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Temperamento
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”