Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
El cerebro, ese gran desconocido que en estado de consciencia dedica la mayor parte de sus recursos a gestionar y atender los estímulos que le llegan del exterior, gracias a él nos mantenemos a salvo, activos y eficientes dando respuesta a las necesidades que nos permiten interactuar y desenvolvernos con nuestro entorno y es él también quien mejor nos da pistas, recursos y soluciones acerca de cuantas necesidades y problemas padece nuestro organismo. El cuerpo mantiene un perpetuo diálogo con el cerebro, permanece en continua comunicación por medio de procedimientos que en algunos casos nos resultan conocidos, pero otros por ahora escapan a nuestro conocimiento, siempre por supuesto en atención a sus necesidades, prioridades o sus peticiones urgentes, sobre todo cuando se ve incapaz de valerse por sí solo ante una amenaza próxima o en curso, e incluso de cuanto le perjudica o que no es capaz de asumir en modo adecuado. Por supuesto de todo ese diálogo deberíamos aprender a tener respuestas en cada momento, pero nuestra correlación con él surte mejor resultado en estado de consciencia que de inconsciencia y eso nos impide comprender satisfactoriamente lo que realmente le inquieta. En muchos casos las señales, los avisos y las respuestas es él mismo quien las aporta, pero de manera clara y manifiesta mejor durante la fase del sueño, momentos de trance casi hipnótico a la que esa parte de nuestro sistema central de coordinación dedica el menor, pero el más importante de sus recursos, centrados o destinados básicamente a cubrir las necesidades prioritarias e intrínsecas que nuestro organismo precisa. Durante los períodos en que nuestra mente atraviesa por cualquier fase o estado de inconsciencia, momentos en los que todo cuanto sucede, reacciones, movimientos, diálogos o comentarios son completamente involuntarios y reflejos, se producen únicamente respuestas instintivas que nuestro cerebro ejecuta por medio de estímulos e impulsos retenidos de los cuales no ha logrado desprenderse, esos que aún quedan por solventar y que son en verdad lo que le atormenta o le preocupa (miedos, angustias, remordimientos, padecimientos en general, etc...) La vigilia por tanto nos distrae de cuanto a esa oculta y sigilosa área irreflexiva del cerebro, retén de lo que nuestro cuerpo vive, soporta y lucha a la hora de contrarrestar todos nuestros inconvenientes, nos quiere hacer partícipes. Digamos que retomar o adquirir nuestro estado de control sobre la mente solapa por completo al estado del sueño y toda posible explicación que esté haya podido estar aportando en períodos de somnolencia para descifrar cual es el estado real en el que encuentra. Apenas cuando se tiene un sueño relativamente ligero y tras el despertar es cuando nos es posible recordar parte de lo que el cerebro ha estado desarrollando durante la inconsciencia. Pero sinceramente, cuán importante se resuelve conocer las claves y pistas que nuestro núcleo cognitivo aporta cuando no está atrapado bajo el dominio del raciocinio.
"Si realmente fuésemos capaces de recopilar la completa secuencia de imágenes que recorren el sueño, tendríamos una perfecta diagnosis y posible reparación o cura de muchos de los males físicos, psicológicos y psiquiátricos que nos afectan."
“”Fotosíntesis” otorga título a un conjunto de obras cuya ejecución se resuelve de manera mucho más minimalista y simple. Su nombre tiene una doble connotación que hace referencia por un lado a su origen plástico, partiendo siempre de una funcionalidad más estética y práctica acorde al gusto imperante de los tiempos y por otra asociada al nombre científico que justifica el proceso por el cual lo inorgánico se convierte en orgánico mediante el uso de la luz”