Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
Todos opinamos, nos hemos formado o aparentamos haber formado una opinión acerca de cuantos hechos acontecen. En ocasiones estas consideraciones nacen de una juiciosa reflexión sabia y lentamente meditada que se sustenta en base a los vestigios que preceden a dichos hechos y en otras circunstancias viene simplemente tomada de referencias que adquirimos atendiendo a la opinión de otros contertulios con los cuales coincidimos en sus planteamientos. No es que todos debamos de ser eruditos en cada una de las materias, eso es algo menos que imposible, pero ocurre muy a menudo que aún siendo necios e ignorantes creemos tener la solución y disponemos del remedio y la fórmula para resolver los contratiempos, problemas e incógnitas que se presentan por el camino. Aún así jamás nos hemos parado a poner en tela de juicio o a hacer un examen de conciencia acerca de nuestros veredictos y si así fuere, nos daríamos cuenta de que nuestros conocimientos expuestos ante alguien docto no son lo suficientemente sólidos y amplios como para rebatir a cualquier profesional del área y especialidad a que corresponda el debate. Parece insano justificar ignorancia y por ello ocultamos nuestras carencias tapando bajo opiniones tomadas de prestado, conclusiones de las que en muchos casos tan siquiera conocemos la base de su argumentación y en ello juega nuestra credibilidad dentro del grupo, porque hablar apenas cuesta nada y de manera gratuita se juzga y valora acerca del cómo y de que manera deberían de haberse realizado las cosas. Lo cierto ante lo expuesto y no se puede negar, es que la mayoría de nuestras forjadas opiniones, en su caso las de mayor solidez, vienen de la mano de la suma de comentarios, reseñas e información que nos transmiten los medios a los que estamos suscritos y ésto por menos, nos convierte en personas fácilmente manipuladas y adoctrinadas sino partimos de adquirir por muy variados medios las diferentes perspectivas de opinión que nutran nuestro debate. Aparentemente la verdad está en todas partes, todos convencidos de la seriedad del discurso trasladamos nuestra pequeña verdad haciéndola llevar al límite de nuestro testimonio, aparentemente nadie miente, nadie esgrime falacias pero en el laberinto de la disertación, la euforia y la intencionalidad oculta deforman y distorsionan el mensaje hasta revertir su significado. Fácil resulta escuchar cuanta verdad prolifera por los coloquios y las conversaciones mundanas, pero lo realmente difícil es saber discernir y extraer lo cierto de la toda esa verdad, lo que se ajusta a la realidad palpable.
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”