Dialectic and reasoned foundation, origin of the work
La belleza natural heredada del entorno que aún podemos contemplar en multitud de parajes de nuestro planeta se ha ido forjando, construyendo y deconstruyendo a lo largo de milenios. Es un hábitat que ha fraguado las bases para que la vida se haya podido originar. Las fuerzas físicas y cosmológicas naturales, a veces implacables y altamente destructivas también han ayudado a tallar y moldear la orografía de este globo permitiendo la creación de espectaculares y asombrosos rincones que en la mayoría de casos nos dejan con la boca abierta, lugares simplemente asombrosos se mire desde donde se mire, bien en la más alta cúspide o en lo más profundo de los océanos. Como insignificantes elementos que somos dentro de dimensiones tan astronómicas del universo, cabe reseñar que habitamos un paraíso hoy por hoy sin parangón en cualquier otra parte por nosotros aún conocida, que nos ha permitido ser la lanzadera para evolucionar y desarrollarnos hasta niveles increíbles o inimaginables desde nuestro punto de vista. Pero ese vertiginoso crecimiento no nos ha hecho madurar en la medida y en consecuencia a la velocidad de crucero que parece hemos tomado por iniciativa y hemos adquirido hábitos que en nada ayudan a salvaguardar todo este entorno. Hemos creado quizás unas necesidades de consumo que resultan excesivas, en cierta medida banales y triviales, que por supuesto nos han identificado como especie de altas capacidades pero que en su contra nos ha llevado a malversar y malgastar hasta el punto de cambiar por completo la fisonomía y los paisajes de muchas zonas. Altos relieves montañosos y otras explanadas se han ido sacrificando para dar respuesta a esas necesidades de consumo y en algunos casos se han llegado a horadar grandes extensiones de terreno hasta crear grietas, cavernas o socavones de enormes dimensiones en el suelo terráqueo con el fin de conseguir ciertos minerales de alto valor para abastecer el mercado con la contrapartida de tirar y desechar hasta el 90 % del resto de escombros que se necesitan extraer para acceder a ellos. Para formar colosales vetas y minas se han puesto a disposición medios tecnológicos capaces de destruir y remover millones de hectáreas de suelo y de roca en busca de pequeños fragmentos de alto valor comercial. Somos los únicos responsables de esa pequeña hecatombe y sin embargo no establecemos pautas para ayudar a dejar en mejores condiciones aquellas zonas que arrasamos y que por supuesto dejarán de ser habitables y posiblemente irrecuperables. Sería de recibo que aquellos que se lucran directamente con su extracción tuvieran la obligación de salvaguardar esos lugares y que por supuesto, ya que no se trata de devolverlos a su estado original, sí ayudar a la naturaleza a hacer su labor. Cada entorno que se transforma drásticamente no sólo cambia su aspecto físico sino que también hace desaparecer un ecosistema en el que crecieron cientos de especies de todo tipo a las que hemos usurpado su vida y posiblemente su existencia. Aún no nos hemos mentalizado de que el ser humano es el único responsable de ello y no es el tampoco el único habitante ni dueño de este planeta y por tanto ha de ser consecuente con sus actos y obligarse a reconstruir cuanto asola..
“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras.”