Uno de los principales pilares sobre los que ha crecido y se ha desarrollado eficazmente la doctrina del culto religioso de manera generalizada ha sido el miedo a lo desconocido y en particular hacia la muerte. La manida y reiterada epopeya sobre la que se instruía hacia el temor al fuego eterno que consumiría las almas de los impíos ha ejercitado durante multitud de años la favorable y sumisa aceptación de mentes no cultivadas, renovada y asumida hoy en día por los inconformistas que se sitúan en la antítesis de la ética cívica social imperante. Aún sigue y seguirá muy vigente la fe como medio de apoyo moral bajo situaciones de contrariedad y como no, ante la incertidumbre sobre nuestro futuro.

"Una creyente anciana permanece apostada sobre los muros, apenas ya en rescoldos, de una capilla al borde del abismo de la ignorancia, arropada por el árbol del conocimiento bíblico (del bien y del mal) cuya solidez se desmenuza sin apenas resistencia."

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”