La aparente y eficaz fórmula que se ha llegado a crear para alcanzar el éxito y la popularidad en los distintos medios de comunicación apenas responde a su verdadera esencia. Tras esa simulación se esconde en todo momento la consolidación de un producto bien estudiado, elaborado y empacado con el único fin de retribuir la mayor cantidad de beneficios posibles. El éxito no siempre viene de la mano del esfuerzo y del mérito individual, son cada vez más las ocasiones en que resulta ser algo preconcebido con anticipación. Se selecciona un candidato que cumpla los requisitos de un estereotipo planificado y se consolida, apoyado en el ejercicio del marketing cual artículo más se ha de poner a la venta como marca de éxito. La economía de los beneficios siempre le sabe sacar partido a todo aquello que sea factible de proporcionar un rédito, por ello a igual modo, de todo aquel logro individual no planificado por dicha vía, como bien pueda ser la concesión de un premio o galardón, encuentra motivo más que suficiente para ubicar a su condecorado en una plataforma de lanzamiento asociada a la imagen del éxito, vinculándose a un distintivo comercial. Somos reacios a lo desconocido pero una imagen de marca o producto que se nos presente acompañado de la mano del prototipo de un ganador obtendrá sin duda, un mayor beneplácito de nuestro subconsciente. En el fondo nos resulta tremendamente fácil identificarnos con la idea de sentirnos vencedores.

"El factor humano como un elemento más del consumo.”

““Cálculo regresivo” es parte del título de una serie secuencial de obras que, incorporando la ordenada merma de cada uno de los años acaecidos, pretenden hacer recuento ilustrado de las causas que inducen a la progresiva involución del modelo de sociedad actual.”