Quizás por cuestiones prácticas, por métodos organizativos o por intereses colectivos, la diversidad y la pluralidad son anuladas tajantemente de manera sistemática del individuo desde la raíz, su niñez. Desde el mismo instante en el que para acceder a ciertas ocupaciones o futuros cometidos se establece un sistema educativo que aprueba el aprendizaje buscando la uniformidad y se implantan filtros de selección basados en un parámetro de evaluación uniforme, estamos decolorando e inhabilitando la singularidad y particular originalidad, así como la discrepancia de punto de vista y las diferentes maneras que como recurso surgen a los escolares a la hora de abordar los diferentes problemas. Esto pone en evidencia el descarte que algunos sujetos sufren a posteriori en su iteración con el resto de la sociedad. Al estar todo parametrizado por vías tan homogéneamente delimitadas, se aprueba de manera colateral la exclusión como método de no aprobación y permite el hecho de que unos pocos obtengan el fuero de administrar las competencias a antojo, adquiriendo la potestad de determinar qué individuos son aptos o no desde una óptica subjetiva. No queda recurso con el que poder facilitar oportunidades a los que disponiendo de cualidades suficientemente óptimas, no las manifiestan de manera ordinaria a lo establecido, se opta por lo tanto como único recurso válido a entrar por imposición a la dinámica de colar por el aro o dejar de ser uno mismo.

"Múltiples caminos pueden procurar el mismo fin si se contempla su interpretación desde la diversidad. Se pueden encontrar nuevas vías y maneras de alcanzar el mismo o un mejor objetivo si se admite la divergencia."

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”