Quizás llegado a este punto, se ha de admitir haber obtenido un gran logro por el hecho de que al menos una gran parte de la población pueda acreditar ser poseedora de un certificado que les reconozca tener un elevado nivel de estudios y esto es algo supuestamente esperanzador, pero por desgracia desmoralizador para desdicha del beneficiario a sabiendas de que el mercado laboral es incapaz de ofertarles un empleo acorde a los estudios que durante tan largo tiempo han cursado. No resulta extraño coincidir con numeras personas que han optado por opositar a trabajos del estado para así al menos disponer de un empleo seguro, quizás licenciados en química, física o en magisterio si se ha de aportar un ejemplo, que han tenido que agarrarse a labores como las de realizar la limpieza de calles, algo tan digno como cualquier otro trabajo, pero que por lástima resulta ser una pérdida de tiempo, dinero, talento y recursos para todos. Este es uno de los principales síntomas que inducen a la apatía en las nuevas generaciones. Llevar a cabo un ingente esfuerzo, tanto empeño de superación y de exigencia por salvar pruebas y convocatorias para apenas llegar a ser reconocido perceptor de algo tan escasamente cualificado y reconocido. No les merece la pena y muchos de ellos emigran.

“Algunos de nuestros mandatarios suman títulos adquiridos irregularmente, gratuitamente, mediante favores o por engaño y falsificación en tanto que muchos estudiantes sobresalientes buscan plaza en la recogida y limpieza de residuos urbanos, sin duda parte de la paradoja que ridiculiza a la justicia."

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza ésta serie de obras.”