El cambio y la evolución es una constante en el individuo y lo es desde el mismo instante en que nace hasta que perece. Su desarrollo, su evolución y sus capacidades varían con respecto al entorno y a su predisposición hacia el aprendizaje, siendo este último el parámetro de mayor mérito a la hora medir y evaluar los conocimientos y actitudes de cada persona, algo que no siempre se tiene muy en cuenta. Pero este obsesivo afán por crear etiquetas nos lleva, en la mayoría de casos, a caer en el error de clasificar a cada uno por los vagos resultados de una evaluación puntual llevada a cabo en condiciones o bajo entornos que fácilmente pueden afectar de muy diferente manera a unos y a otros individuos. Etiquetar prematuramente a una persona puede influir de forma muy negativa en su futuro, le puede apartar de multitud de iniciativas, condicionar y obsesionar hasta el punto tal de llegar a autoconvencerse de ser una persona no apta para casi nada, derivando ello en la terrible consecuencia de autoexcluirse. Todos los individuos son completamente válidos para la mayoría de las tareas que se puedan realizar, es la actitud y la condición del educador lo que facilita o impide al alumno tomar interés por la materia y adquirir mayor o menor ritmo en su asimilación, por tanto, en él reside el mérito de sacar igual partido de cada uno. Pero es más sencillo tirar por la tangente subdividiendo y menospreciando los valores de los menos adaptados al procedimiento vigente, que focalizar su atención en evitar que puedan ser discriminados y apartados por agravios comparativos. Ahí es donde juega una labor primordial el papel del psicólogo terapeuta, en evitar que el alumno se desinterese del mundo exterior y caiga en el hondo pozo de ensimismarse en el autismo o por el contrario de volverse rebelde de ir en contra de la sociedad, a la par de reorientar todo comportamiento ético-moral improcedente o equívoco resultado de carencias en la formación de su entorno familiar. Por lo general a todos los niveles y en todas las etapas de la vida, las etiquetas son un recurso que se utiliza más para desacreditar a la persona más que para enriquecer su trayectoria. El ejemplo abunda en la realidad del día a día sin que ello pase factura.

"Distintas etapas de la vida de una persona y su vulnerabilidad"

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras."