Fuera y al margen de las posibles controversias que se puedan generar acerca de si considerar la especulación como un método lo suficientemente ético, legal o ilegal en cuanto a su operativa dentro del tráfico mercantil y a pesar de llegar a poder estimarse como un medio más o menos perjudicial para la viabilidad del sistema económico, lo cierto es que permite obtener grandes réditos con un mínimo esfuerzo, lo que le convierte en algo realmente atractivo a todos los niveles. Bien sea en el ámbito de la vivienda, por medio de la fluctuación en la compra de inmuebles y mucho más habitualmente aún en los mercados bursátiles o bien en las transacciones con hidrocarburos entre otros muchos ejemplos, se observa que es un recurso ampliamente extendido como fórmula para la obtención de una rápida acumulación de riqueza, principalmente cuando se comercia con productos que se consideran especialmente valiosos y de primera necesidad. Pero lo verdaderamente preocupante comienza cuando poderosos inversores y accionistas consiguen forzar a los mercados para que con el exceso y la escasez de producción, así como con la operativa de jugar a la oferta y la demanda se pueda llegar a obtener una importante subida o bajada de precios por la simple aparición de fraudulentas mentiras y bulos que ya bien por miedo, pues el dinero huye de la inseguridad y de la incertidumbre, o bien por precaución, acabarán repercutiendo en la depreciación o en el incremento de su valor hasta índices no aptos para todos los bolsillos, lo que frustra y elimina a pequeños y medianos inversores o productores que al no poder soportar tales fluctuaciones acaban quedando fuera del mercado, posiblemente en manos de quienes han sido capaces de obtener la información privilegiada de antemano para mantenerse al margen de dichas oscilaciones. Esto sobre todo lo que promueve y facilita es crear reducidos y potentes grupos económicos, principalmente formados por grandes capitalistas y oligopolios. Los agentes de bolsa permanecen siempre ojo avizor para adquirir todos esos bienes y acciones cuando su valor roce mínimos a la espera de, una vez pasada la difusa y ficticia tormenta, recuperen como la espuma su crecimiento multiplicando así su valor sin trabajo ni apenas esfuerzo.

"Una economía que supedita su fuente de riqueza e ingresos principalmente a la especulación y al movimiento de los flujos de capital, en realidad acaba convirtiéndose en un mero agente prestatario y de cambio, eso sí capaz de controlar y dominar el elemento monetario en tiempos de estabilidad, pero dicho factor en realidad devalúa la industria y el impulso de la economía real de la producción en su mercado, por tanto en los momentos en los que surja la inestabilidad y las dificultades acabará convirtiéndose en una pieza dependiente y subordinada de aquellos que realmente producen"

“Los valores bajo los que se sustenta nuestra sociedad nacen del materialismo puro. El pragmatismo y los intereses materiales son la única y fundamental ambición en torno a lo cual todo gira. Las imperfecciones en el comportamiento y las pautas del ser humano son la consecuencia extrema de asociar hedonismo y materialismo y esto es lo que analiza esta serie de obras”